Salvador Sobral, el representante de Portugal en Eurovisión 2017, ganó el certamen con la canción Amar pelos dois, compuesta por su hermana.
Aunque junto con el italiano Francesco Gabbani era el máximo favorito para ganar la edición de este año, la historia y el trasfondo de este lisboeta de 27 años es digno de ser explicado.
Problemas de salud
La participación de Sobral, que ha reconocido que nada de lo que rodea Eurovisión tiene mucho que ver con él, ha sido duda hasta el último momento por graves problemas de salud.
Según apuntan diferentes medios portugueses, el cantante está apuntado en una larga lista de espera del sistema sanitario de su país para que se le pueda hacer un trasplante de corazón.
Por este motivo, Sobral no pudo realizar todos los ensayos previos y fue sustituído por su hermana Luisa.
Con pasado en Barcelona
Todo empieza con una beca Erasmus para estudiar tercero de Psicología en Mallorca, donde poco a poco fue dejando de lado los estudios para fusionarse con la noche de la isla y encadenar una buena serie de actuaciones musicales.
De allí dio el salto a Barcelona. En la capital catalana estudió jazz durante dos años y perfeccionó su voz en el Taller de Músics de Barcelona. Una apuesta, que con el paso del tiempo, no le ha salido nada mal.
"La vida en Barcelona fue magnífica. Aprendí muchísimo. Desde cocinar hasta cosas más metafísicas como estar bien conmigo mismo", explicaba Sobral en la televisión portuguesa.
En tierras catalanas y gracias a un compañero guitarrista, descubrió Chet Baker, uno de los grandes artistas del mundo del jazz, que le sirvió como inspiración y modelo a seguir hasta día de hoy.
Portugal, primera victoria en su historia
Históricamente, Portugal ha sido uno de los países más desafortunados en el certamen de Eurovisión.
El país lusitano, hasta ayer, tenía el dudoso honor de ser el que más veces había participado en Eurovisión sin ganar. De hecho, de las 47 canciones que había presentado hasta entonces, sólo nueve habían quedado entre las diez primeras y su mejor resultado era un sexto lugar el año 1996.
Una mala racha que Salvador Sobral rompió con una apuesta minimalista, sencilla y muy diferente de la que acostumbramos a ver en este festival.