Miércoles 20 de octubre del 2021. Enésima chapuza de partido jugado por el Barça en el Camp Nou. Nueva demostración de que el Barça de Ronald Koeman no juega a nada. O más bien, sí: juega a hacer aburrir a las ovejas. El conjunto azulgrana es un desbarajuste, se arrastra y va perpetrando actuaciones que no pasarán, precisamente, a la historia.
Qué lejos quedan aquellas noches mágicas en el estadio, aquellos partidos que guardamos en la memoria los culés y que nos hacen saltar las lágrimas cuando los recordamos y cuando vemos en que se ha convertido ahora el equipo: en un conjunto vulgar, previsible, insólito (en la primera parte se colgaron más pelotas al área que en toda la etapa de Pep Guardiola como entrenador) y profundamente decepcionante. Por no hablar de que si estabas viendo el partido en casa, calentito en el sofá, probablemente más de uno se quedó dormido.
Barça - Dinamo. Sopor en el Camp Nou / Efe
Esto es lo que hay, como se está oyendo los últimos tiempos. Sin Messi, sin dinero, sin ideas y con un entrenador que no es el más motivador del mundo, precisamente, ir al Camp Nou se ha convertido en un vía crucis, una especie de tortura.
Se han acabado las restricciones de aforo, pero tenemos dudas muy serias de que este año, el estadio azulgrana vuelva a estar lleno hasta la bandera. La pandemia provocó estragos en los bolsillos de muchos socios, y los que pueden pagar una entrada o un abono, se lo piensan dos veces porque saben que probablemente, más que ir a ver un espectáculo único, donde irán será al matadero.
Barça - Dinamo en la Champions: un gol de Piqué, y poca cosa más / Efe
Uno de los que este miércoles asistió a la tortura de partido de Champions contra el Dinamo de Kiev (un gol de Gerard Piqué y gracias) fue el magnífico escritor catalán Jordi Puntí, autor, entre otros, de la magnífica Maletas perdidas o del no menos espléndido Todo Messi.
Pero Messi ya no está. Y todo lo que ha quedado en el Barça son partidos donde pasan muy pocas cosas y donde vas mirando el reloj esperando a ver cuándo se acaba la pesadilla, el árbitro silba el final del partido y todos podamos irnos finalmente a nuestras casas.
Por eso, Puntí escribió este comentario mientras veía, o mejor dicho, mientras sufría el Barça-Dinamo desde el Camp Nou: "Hacía muchos años que no leía mirando un partido del Barça. Es decir, hacía muchos años que el fútbol no me distraía de la lectura, y este equipo de Koeman (porque el problema es su planteamiento tedioso) me deja leer sin alzar la cabeza muy a menudo para ver el marcador". Así de claro. Así de triste. Así de rotundo. Igual que una imagen que ha añadido otro tuitero, con un espectador leyendo, sí, sí, leyendo, mientras se desarrolla el partido en el césped:
Al verlo, Òscar Andreu hace una reflexión marca de la casa que tendría que hacer reflexionar a los culés: "Ojalá el Premio Carlemany para el fomento de la lectura de esta temporada se lo lleve el Barça". Un comentario lleno de sarcasmo, pero una verdad como un templo.
Socios leyendo en el estadio, aburridos a matar por el juego del Barça. Más diversión viendo cómo vuela una mosca en una biblioteca que viendo lo que pasa encima del césped del Camp Nou... Así están las cosas...
La travesía por el desierto será larga. Y todavía suerte que de momento, el socio se entretiene leyendo libros... Como se le despierte la imaginación, veremos cosas todavía más divertidas en la grada.