Cuando uno se planta ante una cámara a la espera de ver el piloto rojo encenderse para poder entrar en materia, complacer por consecuencia a toda la audiencia no es una tarea fácil. No solo hay que tener solvencia y saber qué y cómo se quiere comunicar. Hay que ser resolutivo, tener recursos y, por qué no admitirlo, también cierto descaro. Mercedes Milá sabe bien de que va todo este asunto. Siempre ha hecho lo que le sale del bolo. Ya se lo puso de título al único libro que ha publicado. 

Guste más o guste menos su incombustible personaje, en la práctica indiscutible es una de las profesionales de la comunicación con una de la trayectoria más envidiables. A sus 72 años, puede presumir de haberlo hecho prácticamente todo. Desde entrevistas a políticos hasta presentar Gran Hermano, pasando por cadenas públicas, privadas y autonómicas. Y parece que el fin está lejos. Después de 33 años, la barcelonesa vuelve a TVE para conducir, junto a Inés Hernand, el programa No sé de qué me hablas, que se estrena este jueves 30 de noviembre.

El formato dialogará entre pasado y presente de una forma muy particular. A diferencia de Milá vs. Milá, su último proyecto en Movistar+ en el que revisitaba y reformulaba a entrevistas a personajes de antaño, en este entra en juego la conceptualización de lo moderno y lo antiguo. Las referencias de los jóvenes con las de los más mayores, contrapuestas para que el aprendizaje sea mutuo y de la mano de dos comunicadoras lenguaraces, ágiles y comprometidas con la divulgación.

Con motivo de la promoción del espacio, Milá ha concedido una entrevista verTele en la que ha hablado sin tapujos sobre cómo afronta esta nueva etapa y, en la línea de su nuevo trabajo, revisita algunos hits previos, una temporada en la que estuvo en el paro y sus problemas de salud mental. "Al terminar el programa Dos por dos estuve cuatro años sin trabajo. Era conflictiva, no era de fiar... Eran las razones que ponían para no contratarme ni en televisión ni en la radio (...). Terminé 'GH 16', después viene al cabo de poco Movistar. En ese momento, que además estaba mal porque salí mal de 'Gran Hermano', aproveché para ver si me curaba un poco. Lo pasé muy mal. Nunca jamás pensé que en la vida de Dios podía tener una depresión con el carácter que tengo"

Mercedes mira al futuro y alaba a su compañera. "Esta vitalidad que tiene, esta creatividad, porque esta tía no para... Yo no era así. Podía ser una descarada, muy trabajadora, pero no tenía esta capacidad de brillantez que tiene Inés Hernand". Están encantadas y hacen un tándem estupendo, aunque destaca la prohibición impuesta desde las altas esferas de la corporación. "Hay una cosa que me da mucha rabia y es que no nos dejen hacer política, igual que pasaba en Movistar (...). Los grupos políticos miden de tal modo las salidas en televisión, que si una semana entrevistas a no sé quién de tal partido, a la semana siguiente te ves obligada a hacer... Algo de eso tiene que haber. Cuando hice los otros programas que salen aquí, hacíamos políticos a tutiplén, y no estábamos pendientes de si estaba equilibrado o no el asunto".

Sobre un retiro inminente y en la pública, destaca que no hace demasiadas previsiones. "No tengo ni idea de qué va a ser de mí, ni si el año que viene me contrata Alvarito (Álvaro Díaz) en Netflix. No lo sé ni me importa. Estoy feliz aquí porque estoy en casa". Por ahora, ese es su plan.