Mariano 'nianoniano' Rajoy ha vuelto a nuestras vidas. No hacía falta, la verdad. Ni para leer sus memorias, ni mucho menos para verlo de compadreo con Pablo Motos en 'El Hormiguero'. La pereza que produce escucharle es sideral. Y el efecto narcotizante de su discurso, digno de estudio por la industria farmacéutica. Ahora bien, la letargia producida por M. Rajoy provoca también reacciones de furia, de perplejidad y de vergüenza. Dos ejemplos: los famosos 'hilitos de plastilina' con la catástrofe del Prestige, y lo que le dijo a Motos sobre el referéndum del 1-O: "Una pantomima. No había urnas, ni mesas, ni papeletas, ni nada que se pareciera por el forro a un referéndum".

Puedes escuchar las palabras de Rajoy en el minuto 27:40 haciendo click en la fotografía.

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Rajoy Motos El Hormiguero

La distorsión de la realidad y su malintencionada intoxicación parecen patológicas. Si no existía el referéndum, si no había urnas ni papeletas (mejor dicho, si no las encontraron), caramba, cuántas molestias se tomaron desde Madrid. El hombre sigue pensando que los catalanes y parte de la ciudadanía española (por no decir toda, a pesar de los intereses 'de la patria') somos imbéciles. Él si que se pasa por el forro la voluntad de votar de un pueblo, los derechos de la ciudadanía, y sobre todo, el relato de la historia. La real. No sus inventos.

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M.Rajoy El hormiguero

La entrevista al exmandatario, una masaje de barra de bar (donde acabaron el presentador y el gallego después del programa), fue realmente anodina y vomitiva. Ambos insultaron a Carles Puigdemont ("cobarde" según Motos, "sin coraje" según el pepero), revelando presuntas conversaciones con el MHP, mientras que sólo aceptó que le faltó un ejercicio más intenso de pedagogía. No creas, Mariano. Todo el mundo vio tu método didáctico: repartir estopa a ciudadanos pacíficos. Has dejado claro que tienes cero credibilidad, cero honestidad y todavía menos respeto por la verdad. Ah, sí, y como 'escritor', por favor, déjalo correr. Salvemos el planeta de malgastar papel, y y salvemos a la humanidad de leer y oír mentiras interesadas. No vuelvas, quédate con Schwarzenegger.