María Teresa Campos murió el pasado 5 septiembre con 82 años. Un desenlace trágico que ponía fin a una etapa vital de sufrimiento y agonía, con sus facultades físicas y cognitivas totalmente mermadas. Este último detalle es, de alguna manera, el más reconfortante: hace pensar que la presentadora no fue consciente de su deterioro ni fallecimiento. Tampoco, seguramente, del circo mediático organizado en torno a su figura, con determinados buitres de la prensa del corazón dispuestos a hacer caja con su miseria. Hablamos, por ejemplo, de conseguir una imagen de la Campos en su peor momento, en su final. Si no la hemos visto, no será por falta de ganas. Solo la integridad de las personas más próximas a la comunicadora lo evitaron.

La cuestión de las instantáneas de una María Teresa consumida y ausente ha provocado, de hecho, alboroto desde hace meses. Primero fue un tuitero el que colgó una mientras paseaba del brazo de su yerno, el marido de Carmen Borrego, y que helaba la sangre. Tiempo después, la propia Borrego compartía una foto más amable, al mismo tiempo que cruda, de la de Tánger en su casa. La eliminó poco después, consciente de que no hacía más que alimentar a la bestia. Una ¡insaciable y que intentó la maniobra más sucia y despiadada a través de otra persona de confianza: el chófer, Gustavo Guillermo.

Maria Teresa Gustavo Telecinco
María Teresa Campos y Gustavo Guillermo / Telecinco

La figura de Gustavo fue muy importante para la difunta, era su hombre de confianza, la persona que nunca la dejó sola. A pesar de todo, era un hombre cuestionado por las hijas de la Campos, Terelu y Carmen. Y no han acabado bien. Cierto que la decisión del chófer de entrar en la casa de 'GH VIP', situación que ha coincidido prácticamente con el deceso de María Teresa, ha tirado la cuerda de manera brutal. Todas las partes se detestan. Las malas lenguas insinuaban que había temor y malestar por la posibilidad de que Gustavo fuera beneficiario de la herencia, mientras explotaba la figura de la muerta en un reality. Pero la cuestión del testamento ha quedado enterrada, porque no lo hay. Este frente queda cerrado, que no la guerra.

Terelu Carmen Borrego GTRES
Terelu Campos y Carmen Borrego / GTRES

Los problemas con el empleado más querido de la Campos solo los saben con exactitud los protagonistas de la historia, pero si hacemos caso del testimonio de Gustavo, puede ser que lo estuvieran tratando injustamente. La confesión que ha hecho en la casa de Guadalix, si es cierta, lo honra. Eso sí, es una proposición escalofriante: "Me dijeron "si sacas una foto de María Teresa dentro de la habitación..." Me ofrecieron una pasta, ¡pero una pasta! Y le dije "¿pero tú estás gilipollas?" Este es el nivel de indignidad de la historia. Muy respetada profesionalmente, pero por lo que respecta a la persona... no. Afortunadamente, el hombre no claudicó. Y le ahorró una humillación que no merece nadie. Tampoco ella, por supuesto.

Campos y Gustavo GTRES
María Teresa Campos y Gustavo, el chófer / GTRES