Ser el periodista más escuchado de Catalunya bien se merece un premio. Bueno, a Jordi Basté no le hacen falta premios, aunque se agradecen, ya que la satisfacción que le provoca hacer cada día El món a RAC1 no tiene precio.

Pero por eso, después de levantarse cada día sobre las cuatro y media y hacer un programa de seis horas de lunes a viernes, más algunos especiales de la emisora, el bueno de Basté hace bien en regalarse alguna escapadita que sólo puede recibir un adjetivo: MA-RA-VI-LLO-SA.

Jordi Basté - Sergi Alcàzar

Jordi Basté / Foto: Sergi Alcàzar

A Basté hay una cosa que lo apasiona tanto o más que la radio: la buena manduca. Siempre dispuesto a compartir un buen festín en buena compañía, a degustar cualquier delicatessen que le pongan en frente, ahora el periodista ha ido sobre seguro y se ha dirigido al mejor lugar para creer que, de vez en cuando, el mundo es un lugar donde se pueden encontrar trocitos de cielo.

Un paraíso terrenal en forma de platillos y de vinos como no hay en ningún sitio. Un templo para los amantes de la gastronomía. Rectificamos: un templo para los amantes de las obras de arte hechas platos. El mejor restaurante de Catalunya, y uno de los mejores del mundo desde hace ya una pila de años: El Celler de Can Roca.

can roca

No ha ido solo, ha ido acompañado de algunos de sus mejores amigos, como el también periodista Carles Domènech, que ha inmortalizado la foto del brindis donde se contabilizan hasta seis copas de vino haciendo chinchin celebrando la amistad y los platos descomunales que estaban a punto de zamparse. Como dice el mismo Basté: "Viva la madre superiora":

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El festival de platos, a la altura de las circunstancias. Sólo de verlos se nos hace la boca agua. Delicatessen de traca:

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Algunas de las obras de arte de El Celler de Can Roca / @cdomq

Sana envidia.

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Hace unas semanas, en la previa del Barça-Madrid, que recordamos que se jugó un domingo a las cuatro y cuarto, ya demostró que lo mejor para las alegrías, las penas y los nervios, es tener contento el estómago. En aquella ocasión, degustó un Bourgougne pinot noir de Jean Claude Ramonet del 2017, un plato de pescado descomunal, una carnaca cargada de finezza que parece una obra de arte y un plato de foie fresco, como diría su compañero en RAC1, Joan Mª Pou, de traca, traca, traca y pañuelo.

Y la guinda del pastel, un conejo que se sacó de la chistera que tenía forma cilíndrica, la de otra botella, en este caso, un Grands vins de Bourgogne del 2016 de Fixin, de Domaine Berthaut Gerbet. El locutor de RAC1 se preparó comme il faut, se puso las botas, y eso que él no tenía que saltar al césped del Camp Nou. Qué mejor que templar los nervios con un festín pantagruélico. Y qué mejor que ir a La Bodega de Can Roca por el motivo que sea.