Hermann Tertsch no tiene remedio. Lo que le pasa es crónico e irreversible. Tampoco se le ve preocupado, eso sí. Se lo ha montado muy bien, pasando de hacer deportes extremos ultras en diarios ultraconservadores a hacerlo en el Parlamento Europeo, como diputado de VOX. Tiene narices que Junqueras no pueda estar en la Cámara comunitaria y un personaje abyecto como Tertsch, sí. En fin. El caso es que a pesar de que disfruta como un niño con sus habituales salidas de tono, propaganda fascista, odio 'antiindepe', machismo, etcétera, de vez en cuando el karma le devuelve las deudas de forma palmaria. Y el escarnio del incendiario experiodista es inevitable. La razón de todo es lo que escribió durante los debates de investidura: "Que las Fuerzas Armadas interrumpan un obvio proceso golpista de voladura de España como nación".

Podría ser una más de las miles de tonterías de Hermann, pero esta le ha propinado un pescozón difícil de olvidar. Hay pocas cosas peores que el repudio público de compañeros de profesión reputados e históricos, que se avergüenzan haber compartido oficio, redacción, aire e incluso un triste bolígrafo contigo, como acaba de hacer un ex de 'El País'. Francisco Gor, 38 años en el diario de Prisa y ya retirado, ha enviado una carta al director donde pone a Tertsch a parir. Con elegancia, criterio, fuerza y estilo de periodista veterano. "Quiero pedir excusas a los lectores, así como expresarles mí vergüenza por haber sido compañero de Hermann Tertsch, que desconoce o quiere desconocer que la actual España constitucional ha superado la práctica nefasta y criminal de las rebeliones militares". Un repaso al que se han añadido grandes firmas del diario y periodistas que han trabajado en la cabecera, como Juan Cruz.

Carta disculpas Paco Gor Hermann Tertsch EL País

Carta disculpas Paco Gor Hermann Tertsch EL País

Paco Gor La Sexta

Francisco Gor La Sexta

Juan Cruz Movistar#0

Juan Cruz Movistar#0

Hermann Tertsch Todo se mintiera Cuatro

Hermann Tertsch Cuatro

"La voladura", la que tiene en el cerebro Tertsch. Los fachas siguen jugando a 'soldaditos' y sueñan despiertos con tiempos pasados de sangre, fuego y horror.