La Navidad en casa de los Beckham no se parece demasiado a la del resto de los mortales. Mientras medio planeta se pelea con el papel de regalo y las tijeras que no cortan, David y Victoria han decidido llevar la comodidad a otro nivel. En su universo de lujo, incluso la emoción de abrir regalos puede delegarse. Y sí, han contratado a alguien para hacerlo por ellos.
La escena es tan surrealista como exclusiva: árbol perfectamente decorado, villancicos sonando de fondo, regalos apilados como si fuera un escaparate y una persona encargada únicamente de abrir paquetes. Nada de prisas, nada de papeles volando por el suelo. Todo ordenado, limpio y, sobre todo, sin esfuerzo. Porque cuando tienes una agenda imposible, hasta la Navidad necesita logística.
Navidad sin tijeras ni papel por el suelo
Según su entorno, la decisión no tiene tanto que ver con el aburrimiento como con el control absoluto del tiempo y el orden. Victoria no soporta el caos visual y David prefiere evitar montañas de papel arrugado. Así que alguien se encarga de abrir, clasificar y dejar cada regalo listo para usar. Ellos solo llegan, sonríen y disfrutan.
El “abridor oficial” de regalos no solo quita el papel. También organiza por destinatarios, revisa tallas, guarda envoltorios reutilizables y deja todo como si nada hubiera pasado. Una Navidad quirúrgica, sin restos ni sorpresas desagradables. El lujo, llevado a su máxima expresión.
Los Beckham y su particular forma de celebrar
No es la primera vez que la pareja convierte una tradición en algo completamente distinto. En su casa, todo está pensado al milímetro, desde la decoración hasta los horarios. La improvisación no entra en el menú navideño. Y si algo puede externalizarse, se externaliza. Eso sí, lejos de parecer fríos, los Beckham viven estas fechas rodeados de familia y amigos. Simplemente, prefieren centrarse en la compañía y dejar los detalles prácticos en manos ajenas. Menos estrés, más brindis y cero desorden.
Para muchos puede sonar exagerado. Para ellos es pura coherencia con su estilo de vida. Mientras unos discuten por quién abre el siguiente regalo, David y Victoria ya están en el sofá, copa en mano, disfrutando del momento sin haber roto ni un solo papel. Así pues, si la Navidad va de ilusión, en casa Beckham la ilusión llega ya desempaquetada. Y, visto lo visto, quizá no sea tan mala idea después de todo.
