En 1997, Lady Di perdió la vida en un trágico accidente de coche en París, dejando al mundo realmente afectado por la lamentable noticia. Sin embargo, su legado ha sido imborrable y sigue siendo la princesa más querida del mundo, por lo que sus más fieles seguidores pueden llegar a invertir una verdadera fortuna para poder obtener algunas de las prendas más icónicas de su joyero y su guardarropa, por lo que las subastas de sus pertenencias siguen siendo un negocio muy lucrativo. Ahora, 25 años después de su muerte, se subastará una joya que Lady Di lució en la década de los 80.
Recientemente, la casa de subastas Sotheby’s presentó una selección de objetos y reliquias de la realeza para incluirlas en su subasta anual, y la joya más destacada de esta selección ha sido la cruz Attallah, una joya emblemática e icónica que marcó un antes y un después en el estilo de Diana Spencer. Esta cruz fue nombrada en honor a Naim Attallah, exdirector del grupo Asprey & Garrard, y se estima que puede llegar a costar más de 135.000 euros.
Esta cruz de estética barroca y maximalista fue creada en la década de 1920 por la firma joyera Garrard, una de las favoritas de la corte inglesa. La cruz mide 136 x 95 mm, está engastada con 11 amatistas de talla cuadrada y acentuada con cientos de diamantes de talla circular, para un total aproximado de 5,35 quilates. Al ser una joya realmente llamativa, no era del agrado de la mayoría de las aristócratas, pero la princesa Diana no sintió ningún temor a la hora de usarla, combinándola con un collar de perlas para sujetar el colgante y un vestido de inspiración isabelina de terciopelo morado con falda amplia, cuello y mangas con volantes, firmado por Catherine Walker. Con este llamativo e inolvidable estilismo, la princesa Diana asistió, en 1987, a la gala benéfica de Birthright, una organización que se enfoca en la protección de los derechos humanos durante el embarazo y el parto.
Esta cruz fue comprada por Naim Attallah CBE en la década de los 80 y, gracias a su amistad con Lady Di, él accedió a prestársela en varias ocasiones durante varios años, de modo que después de su muerte la resguardó y más nunca volvió a ser usada. “La Princesa Diana y mi padre eran amigos y recuerdo que ella venía a menudo a verlo a la histórica tienda Garrard en Regent Street, donde estaba su oficina, y le pidió prestado el colgante en varias ocasiones; realmente le encantaba la pieza”, explicó Ramsay Attallah, actual propietario de la joya.
La cruz de Attallah: la joya que demostró la incipiente irreverencia estilística de Lady Di
De acuerdo con Kristian Spofforth, director de Sotheby’s, "Las joyas que poseía o usaba la fallecida princesa Diana rara vez salen al mercado, especialmente una pieza como la cruz de Attallah, que es tan colorida, audaz y distintiva”. De hecho, “este inusual colgante es un símbolo de la creciente seguridad en sí misma de la princesa en sus elecciones de vestimenta y joyería, en ese momento particular de su vida", agregó.