Inesperada noticia que ha alegrado al Principado de Mónaco. Luis Ducruet y Marie Chevallier esperan su primer hijo. Han pasado cuatro años desde que se casaron y por fin han decidido convertir a Estefanía de Mónaco en abuela. Fue el pasado fin de semana, en el Día Nacional en Montecarlo cuando saltaron todas las alarmas sobre el estado de la nuera de la princesa, ya que se podía apreciar con claridad su incipiente barriga.

Ha sorprendido gratamente la noticia, ya que es raro que algún miembro de los Grimaldi revele detalles de su vida privada. Los jóvenes han recurrido a las redes sociales para confirmar la noticia. Muy atractivos, los dos se muestran muy enamorados y felices en compañía de su mascota. Precisamente, es Pancake, su perro, quien da la noticia con una camiseta donde se puede leer “a punto de ser hermano mayor”. Por el momento, no han querido dar más detalles. Se desconoce si es niño o niña y de cuántos meses está embarazada. Es probable que el matrimonio siga dando información a través de sus redes sociales en los próximos meses.

En la divertida y tierna publicación, muchas personalidades y amigos del matrimonio y de la familia han aprovechado para felicitarles por la buena noticia. Con el embarazo de la joven ponen el broche de oro a una relación de más de siete años.

Estefanía de Mónaco, una abuela joven feliz con sus arrugas 

Estefanía de Mónaco no se ha pronunciado al respecto y evita las preguntas de los periodistas. No obstante, su círculo más cercano asegura que está muy feliz con ganas de ser abuela. Actualmente, tiene 57 años, cuando sea abuela 58. Será una abuela muy joven, aunque no lo parezca. Son muchos los que han comentado de forma negativa el rostro de Estefanía. Para ser princesa de Mónaco es bastante descuidado. A la hija menor de los príncipes Raniero III y Grace de Mónaco poco le ha importado su físico.

Estefanía de Mónaco
Estefanía de Mónaco

La princesa tiene demasiadas arrugas para su edad. Tal vez por su vida tan rebelde en la juventud. No obstante, pasó unos años especialmente difíciles cuando perdió a su madre, sufrió una profunda depresión. En aquellos años se le acentuaron aún más las líneas de expresión, le aparecieron canas. Para ella los signos de envejecimiento no son más que fruto de una buena vida. “No me asustan las arrugas si dan el testimonio de una vida en la que hemos disfrutado”.

En sus últimas apariciones muchos la han visto muy cambiada, casi no parece ni ella. La futura abuela vivió una juventud desenfrenada donde intentaba borrar de su mente el triste recuerdo del fallecimiento de su madre.

La princesa intentó ser modelo, cantante, diseñadora de modas, integrante de un circo, solo lo hacía para conseguir una sensación de hogar. Estefanía de Mónaco muestra un rostro visiblemente cansado, especialmente por las bolsas debajo de sus ojos y su expresión forzada de naturalidad. Ha perdido todo el glamour que la caracterizaba. Nunca ha querido someterse a operaciones estéticas.