Charlene y Alberto de Mónaco se casaron hace poco más de una década en medio de un sinfín de escándalos relacionados con la infelicidad de la pareja. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos que ha hecho el príncipe monegasco por desmentir los rumores de crisis matrimonial, la ausencia de la ex nadadora en el Palacio Grimaldi durante los últimos años ha creado un abismo irreparable entre ellos, así que Charlene tomó finalmente la decisión de llevar una vida paralela a espaldas de su marido, cumpliendo solamente con sus deberes reales en algunos eventos de vital importancia para la Corona.

De hecho, según la revista alemana ‘Bunte’, la ex atleta olímpica se habría mudado sola a un refugio secreto en Francia, alejándose de su residencia oficial en el Palacio Grimaldi. Esta información se dio a conocer unas semanas después de que una fuente cercana a la pareja afirmara que Alberto y Charlene habían llegado a un acuerdo económico para no divorciarse, de modo que el príncipe monegasco le pagaría 12 millones de euros al año para que la madre de sus hijos siguiera representando al Principado en los eventos oficiales y posara a su lado para algunas fotografías y entrevistas.

De este modo, la revista ‘Bunte’ asegura que Charelene, cuando no tiene ningún evento importante agendado, se traslada a su casa secreta en los Alpes franceses, una residencia con muy pocos lujos, pero con un acceso prácticamente imposible al estar ubicada en el Parque Nacional de Mercantour. A esta propiedad solo se puede acceder caminando o a bordo de un vehículo 4X4, y aunque para muchos esto podría ser una limitante, lo cierto es que eso es exactamente lo que buscaba Charlene: un lugar inaccesible y solitario en el que pueda sentirse libre y en paz.

Además, también se ha rumoreado que Charlene, mientras está en Mónaco, no comparte habitación con su marido y prefiere hospedarse a las afueras de la ciudad en el Palacio de Roc Agel, la residencia de verano de los Grimaldi ubicada en la frontera entre Mónaco y Francia. Con esto, la ex nadadora pretende mantenerse alejada de sus cuñadas, Carolina y Estefanía, y hasta de su propio esposo.

Charlene de Mónaco: la gran ausente de dos funerales importantes

Cumpliendo con sus roles como princesa consorte de Mónaco, Charlene asistió al funeral del arzobispo Bernard Barsi, un representante de la iglesia católica con el cual mantenía una estrecha relación. En un comunicado junto a Alberto de Mónaco, Charlene indicó que el arzobispo Barsi había “acompañado a la Familia soberana, espiritual y pastoralmente, durante los momentos más significativos de la historia reciente del Principado”. De hecho, Barsi fue el encargado de oficiar el bautizo de sus mellizos, Jacques y Gabriella, en 2018. Sin embargo, la princesa Charlene no asistió a los actos fúnebres de Constantino, último rey de Grecia y de Max de Baden, aristócrata alemán, primo en segundo grado de la reina doña Sofía y primo hermano del rey Carlos III de Reino Unido.