Faltan pocas horas para que el egarense Miki cante a la tan esperada final de Eurovisión en Tel Aviv para exponer todo su potencial carismático y festivo de su tema «La Venda». Y Televisión Española ha hecho todo los posibles para desvendar todos los preceptos que vendía arrastrando su representación desde hacía años, y lo ha hecho con una promoción más digna y merecedora.

Contando el festival que tenemos en las puertas, Israel, es la tercera vez que organiza Eurovisión en su casa. La primera de ellas, la del año 1979, la delegación española consiguió la segunda posición con el carismático tema de Betty Missiego.

Veinte años más tarde, en 1999, lo haría enviando a la madrileña Lydia, que además de dejarnos grabados a la memoria el famoso vestido colorido de Agata Ruiz de la Prada, cantó una canción que tardó sólo unas horas al pasar en el olvido. Eso desembocó en una última posición.

A partir de aquel año es cuando España quiso coger el toro por los cuernos y al mismo tiempo, Eurovisión iba cambiando. Pues es a partir del año 2000 que el festival se ubica en grandes pabellones, empezamos a ver más colores de banderas, euforia entre el público y sobre todo más popularidad. Paralelamente, Internet abriría la puerta a nuevos seguidores para conocerlo y lo iba haciendo más grande. En nuestra casa, parte de La Trinca crearía el fenómeno Operación Triunfo que, a pesar de no tener como objetivo hacer difusión del festival, serviría para darlo a conocer a las nuevas generaciones.

De eso ya hace 18 años, y España no acaba de hacer diana con su representante, que en los últimos años no acaba de conseguir una posición acertada. El último mejor puesto ha sido el de la murciana Ruth Lorenzo en el 2014, consiguiendo una décima posición.

Durante este tiempo han probado diferentes formatos para el procés de selección: preselecciones especiales, designación en dedo... , pero acabado el festival, volvemos al mismo punto: no levantan la cabeza.

Es lógico que la actitud de cada concursante tiene que ser positiva y con ganas de llegar en el más alto del podio. Este año sin embargo, la delegación española quiere gastar todas sus balas para promocionar al catalán Miki Núñez y por eso han rescatado del almacén de recuerdos de Prado del Rey, la figurita de bronce que han bautizado como Santa Massiel. Un punto cómico y divertido para hacer honor a su primera ganadora en Eurovisión, de eso ya hace más de medio siglo, y vincularlo con el viaje a tierra santa.

La figurita se ha paseado para todos los pasillos del Tel Aviv Expo, recinto donde el catalán cantará el próximo sábado. Todo eso para encomendar toda la suerte al artista y para que pueda conseguir la tan esperada tercera victoria para el país.

Pero no sólo la estatuilla es un nuevo elemento para promocionar el festival, sino que también han puesto nombre propio, al gigante inflable que veremos aparecer al escenario cuando actúe el catalán. Este lo han bautizado con el nombre de Paco, y hasta todo tiene perfil en Instagram.

Para acabar de redondear La Venda, la canción que interpretará y que es obra del catalán Adrià Salas de la banda La Pegatina, tendrá una puesta en escena con potencia y con elementos muy divertidos. De hecho, ya ha subido unas cuantas posiciones en el ranking final de las casas de apuestas.

Habrá que esperar hasta el sábado si Santa Massiel, en Paco y la alegría, son los elementos claves para que España gane de una vez por todas este festival que, poco a poco, volvemos a amar de nuevo.