Este fin de semana los Miguelines estábamos callejeando por el barrio de Sants, en busca de nuevas joyas a descubrir y, de repente, en la calle Galileu, nos encontramos con un cartel de madera que ponía “Olivos, comida y vinos”. ¡Qué nombre más extraño!, ¿será un restaurante? —nos preguntamos—.
Ante esta duda, decidimos acercarnos y vimos una carta colgando en una pequeña puerta de cristal. A través de la cual vimos unas pocas mesas y lo que aparentaba ser un cálido local. Abrimos la puerta y, al instante, nos recibió una gran sonrisa y una voz alegre que nos dio la bienvenida. Aún no sabíamos si íbamos a comer bien, pero sin duda ya nos sentimos como en casa y en buenas manos.
Esta calidez, alegría y sonrisa es la que desprende María, malagueña y co-propietaria del restaurante que os presentamos esta semana. Ella se encarga de transmitir amor y pasión a los 24 comensales que caben en el restaurante. Al timón de la pequeña cocina a la vista está Ezequiel, su marido, co-propietario y argentino de raíces italianas. Él ha pasado por varias cocinas internacionales y ha participado en alguno de los proyectos del Grupo Iglesias: Rías de Galicia, Espai Kru y Jardín Bellavista.
Abrieron el local hace 5 meses bajo el mantra de “comida simple y deliciosa”. Su propósito es el de utilizar productos de temporada —que cada día Ezequiel va a comprar al mercado— y tratarlos de una forma honesta para realzar su sabor natural. Es curioso, pero esta simpleza y honestidad, también se transmite en el local: paredes blancas, mesas de madera —sin mantel— y decoración austera. Además, el espacio al ser pequeño, íntimo e iluminado con una luz bien cálida tiene una atmósfera ideal para una tranquila y agradable cena en pareja.
La propuesta gastronómica tiene 20 opciones entre entrantes (5-10€), principales (9-16€) y postres (5-7€) y está diseñada para compartir. La carta de vinos (17-31€) también es bien reducida, pero seleccionada y con algunos vinos naturales. En nuestro caso, como todas las opciones nos parecían bien apetecibles e interesantes, nos dejamos llevar por las recomendaciones de María y Ezequiel.
Para acompañar la primera copa de vino empezamos por un aperitivo de pan con tomate, boquerones en vinagre y mejillones en escabeche. El pan es brutal, lo elaboran cada día con una masa madre de Francia y lo dejan fermentar toda la noche para que quede algo realmente espectacular. Los boquerones y los mejillones también los preparan allí, ambos muy ricos, pero, ¡Ay, los mejillones!, son dignos de premio: bien grandes, híper jugosos y con el punto óptimo de escabeche para apreciar el sabor y textura del mejillón.
Aperitivo de pan con tomate, boquerones en vinagre y mejillones en escabeche
Posteriormente nos sirvieron unas gustosas, sin ser potentes, “croquetas de rabo de toro”, nada bechamelosas y acompañadas de una salsa que nosotros patentaríamos, Ezequiel nos dijo que la llamaba “Umami” por los ingredientes que llevaba. A continuación, llegó una “ensalada tibia de lentejas, calamar y alcaparras fritas”. Un plato que nos sorprendió mucho por la magistral combinación de productos bien sencillos y de sabores delicados, sin duda un “must” del local.
Croquetas de rabo de toro
Ensalada tibia de lentejas, calamar y alcaparras fritas
Abordamos los platos principales con unos “pies de cerdo a la plancha”, ya deshuesados y acompañados de una ligera salsa romesco y verduritas encurtidas, que quedaron eclipsados por dos platazos: los “ñoquis con gambitas rojas, jugo de sus cabezas y crema de vinagre” y el “calamar con muselina de patata, garbanzos y jugo de carne”. Ambos muy ricos, con cocciones exactas y con un equilibrio de sabores excelente.
Pies de cerdo a la plancha
Ñoquis con gambitas rojas, jugo de sus cabezas y crema de vinagre
Calamar con muselina de patata, garbanzos y jugo de carne
Y con el objetivo de conseguir la curvatura perfecta de la barriga, probamos el “Tiramisú a la cuchara”, en el que Ezequiel sigue la receta original de su abuela: con mucho mascarpone (nada dulce) y servido en un plato, que lo hace ideal para compartir. Y finalmente un “tremendo flan de leche doble”, así está escrito en la carta y los Miguelines damos fe de que está tremendamente bien cocinado y tremendamente bien rico. ¡Un pecado no pedirlo!
Tremendo flan de leche doble
En definitiva: amor, ilusión, cariño, ganas y buena cocina son términos con los que podemos describir el joven restaurante “Olivos, comida y vinos”, que lideran María y Ezequiel. Nosotros lo consideramos como una pequeña joya que debes visitar. ¿A qué esperas?
Puntuación | ||
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Comida | Vinos | |
69 | 65 | |
Servicio | Local | |
68 | 66 | |
Precio | Estrellas Miguelín | |
30€ | ![]() |
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Por persona: 2-3 entrantes a compartir + 1 principal + 1 postre a compartir + 1 copa de vino |
¿Dónde está Olivos, comida y vinos?
Dirección: Carrer de Galileu, 159, 08028 Barcelona
Teléfono: 931 45 37 15
Horario: Lunes cerrado. Martes 20:30h-23:30h. Miércoles, jueves, viernes y sábado 13:30h-15:30h y 20:30 - 23:00h. Domingo 13:30h-16:00h.