Los desastres naturales, como el terremoto de Nueva Zelanda, dejan historias de supervivencia realmente sorprendentes. Es el caso de dos vacas adultas y una ternera que quedaron atrapadas en un trozo de tierra aislado después del terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter registrado este lunes. La suerte de los animales fue inmensa porque todo el terreno que había a su alrededor se hundió. En un primer momento no estaba claro a quién pertenecía el rebaño o qué se estaba haciendo para rescatarlas.
El gran colapso del terreno tuvo lugar en el norte de la región de Canterbury, cerca del epicentro del seísmo. La zona, que concentra una treintena de granjas, ha quedado especialmente afectada por el desastre natural, según han informado los medios locales.