Sí, sí, ya lo sé... Es muy extraño que un virus hable y que lo que diga aparezca escrito y publicado en un medio, pero todo el mundo ya sabe cómo somos los virus, ¿verdad?

Supongo que se acuerda de mí. Yo era aquello que tenía que provocar el caos, la catástrofe, la hecatombe y el pánico en los JJOO de Río. Varios deportistas dijeron que no vendrían a competir por miedo a mí. Cada día salían noticias sobre mi persona. Yo era el gran tema y aparecían casos por todas partes. Pocos, pero parecía que fueran millones. Hasta que empezaron los Juegos.

Fue empezar la competición y un servidor desapareció. Como si una inmensa vacuna hubiera caído del cielo y hubiera inmunizado a la humanidad que horas antes agonizaba. Adiós. Como había pasado antes con el Ébola, la gripe A o el enterovirus EV-D68 que esta primavera afectó a varios niños catalanes menores de 6 años. Del todo al nada. Sin término medio. Del fin del mundo al fin del tema. Del "moriremos todos" al "¿pero no había un virus que nos tenía que matar a todos"?.

Ojo, pero ahora no nos equivoquemos, eh. No estoy diciendo que yo sea una broma. Ni yo ni el resto de virus conocidos y de virus que vendrán. Lo que digo es que observo que la realidad ha demostrado una vez más donde llega el alarmismo y la desinformación. No puede ser que en dos semanas yo sea la causa de posibles boicots de deportistas a desaparecer como problema. O no lo era tanto o ahora estamos actuando con frivolidad. O entonces era totalmente infundado el miedo de Pau Gasol o ahora Pau Gasol está expuesto a un terrible peligro del que nadie habla. ¿En qué quedamos?

Y lo peor de todo es que este tratamiento catastrófico que se deshace como un azucarillo frivoliza un problema que es muy grave. Porque, efectivamente, los virus somos un gran problema. En un mundo globalizado viajamos con una gran facilidad y sabemos mutar muy rápido para evitar las vacunas. Y un día será verdad.

Un día aparecerá un gran virus de verdad y la gente no se lo creerá. Han exagerado tanto conmigo y con otros compañeros ya citados y han amenazado tanto a la gente con pandemias globales que han acabado en una feria de fiesta mayor de pueblo que cuando venga la buena, será tarde.

¿Hay que recordar ahora que el año 2010, sólo en España, se destruyeron 6 millones de dosis de vacunas contra la gripe A? ¿Hay que recordar que fruto de la presión mediática se decidió comprar 37 millones de dosis, que al final quedaron en 13, de las cuales sólo se administraron 3 y que el coste de las eliminadas fue de 40 millones de euros? ¿Hace falta? ¿No, verdad?

Pues nada, espero que algún día consigamos acabar con ustedes, porque este es nuestro objetivo final. Y espero que sea con la alegria añadida de ver que no supieron administrar la prudencia necesaria...