En la tribuna principal del Día de la Hispanidad, este 12 de octubre, habrá tres asientos vacíos. No es un olvido. Es una decisión. La infanta Elena, Froilán y Victoria Federica se quedarán, un año más, fuera del desfile militar que cada otoño convierte el Paseo de la Castellana en el epicentro del protocolo español.
La ausencia ya no sorprende, pero sigue llamando la atención. Hace apenas una década, Elena de Borbón era una figura imprescindible en esta cita. Sonreía, saludaba al público y lucía orgullosa los colores de España desde la tribuna de invitados. A veces, acompañada de sus hijos; otras, junto a viejos amigos de confianza. Hoy, sin embargo, su nombre ni siquiera aparece en la lista de invitados que prepara Zarzuela con precisión milimétrica.

Más de una década sin estar invitados al desfile militar
El cambio tiene su origen en 2014, con la llegada al trono de Felipe VI. A partir de entonces, el nuevo monarca decidió reducir la visibilidad pública de su familia. Una operación de limpieza institucional que separó a los miembros activos de la Corona de los simples familiares del Rey. En esa segunda categoría quedaron Elena y Cristina, junto a sus hijos. Fue un gesto simbólico, pero con consecuencias duraderas.
En su momento, la explicación fue ambigua: “no fue invitada”. Sin embargo, fuentes próximas al Palacio reconocen que la decisión fue deliberada. Felipe VI y Letizia querían una imagen más sobria, sin figuras que recordaran al pasado más polémico de la institución. Desde entonces, las invitaciones a los Urdangarin y a los Marichalar dejaron de emitirse.
El resultado es visible. Desde 2013, la duquesa de Lugo no ha vuelto a ocupar un asiento en la tribuna. Froilán, que solía asistir por su cuenta, también desapareció del acto. Y Victoria Federica, hoy convertida en una celebridad mediática por méritos propios, tampoco ha tenido hueco, pese a que su popularidad la habría convertido en uno de los rostros más fotografiados del evento.

El protagonismo es para Felipe VI, Letizia, Leonor y Sofía
Fuentes cercanas a la familia aseguran que Elena lo lleva con resignación y tristeza. Sabe que el protocolo es inflexible, pero le duele estar al margen de una ceremonia que siente como suya. Para ella, el 12 de octubre no era solo una fecha patriótica, sino también un vínculo emocional con su padre, Juan Carlos I, quien siempre dio gran importancia al desfile.
Desde Zarzuela, la consigna es estricta: solo los miembros activos tendrán presencia pública. El objetivo, dicen, es mantener una imagen moderna y contenida de la monarquía. Pero esa estrategia también tiene un coste. En nombre de la renovación, tres nombres tradicionales han quedado fuera de escena.