Una nueva tormenta mediática sacude a los duques de Sussex. Mientras el príncipe Harry y Meghan Markle continúan promoviendo una imagen de independencia en Estados Unidos, un grupo de analistas reales británicos ha puesto en duda la veracidad de esta narrativa, exigiendo transparencia sobre el verdadero origen de su riqueza. ¿Son realmente autosuficientes o siguen viviendo del legado de la Corona británica?
Todo comenzó tras conocerse que el príncipe Guillermo, heredero directo al trono británico, paga voluntariamente la tasa impositiva más alta sobre los ingresos del Ducado de Cornualles, una fortuna estimada en cientos de millones de libras esterlinas. Este gesto, aplaudido por muchos como un acto de responsabilidad pública, desató comparaciones inevitables con su hermano menor Harry, cuya situación financiera sigue siendo un misterio cuidadosamente protegido.
La transparencia de Guillermo reaviva sospechas sobre los Sussex
Durante una reciente emisión del programa Royal Exclusive de The Sun, la periodista Esther Okraku no se contuvo y lanzó una acusación directa: “Es una conversación incómoda que creo que es completamente innecesaria, y creo que si vas a tener esas conversaciones, entonces también podrías tenerlas sobre Harry”. Según Okraku, la pareja Sussex ha levantado un imperio mediático bajo el discurso de libertad económica, cuando en realidad su patrimonio estaría firmemente enraizado en herencias reales.
"¿Por qué nadie le pregunta?”, dijo la periodista. “Quiero decir, él y su advenediza esposa (Meghan) posiblemente no han ganado ese dinero de ninguna manera. "¿Por qué no les criticamos? Porque es de mal gusto. Y creo que deberíamos extender la misma cortesía a Guillermo”, aseguró la comentarista, poniendo en entredicho los contratos comerciales que los duques han firmado con plataformas como Netflix y Spotify. A su vez, el editor real de ‘The Sun’, Matt Wilkinson, respaldó esta visión, afirmando que todo lo relacionado con las finanzas de los Sussex es extremadamente opaco, lo cual choca con su supuesta transparencia.
Herencias, contratos millonarios y conexiones monárquicas aún vigentes
Aunque los Sussex se instalaron en California con el objetivo declarado de alejarse de la monarquía y vivir como ciudadanos comunes, su estilo de vida dista mucho de reflejar austeridad. El príncipe Harry habría heredado aproximadamente 10 millones de libras de su madre, la princesa Diana, y una cifra aún mayor de la Reina Madre, quien destinó parte de su fortuna exclusivamente a sus bisnietos, haciendo hincapié en favorecer a Harry ante el destino real de Guillermo.
A eso se suman las cifras estratosféricas de sus acuerdos con plataformas de entretenimiento global como Netflix (100 millones de dólares), su contrato con Spotify (estimado en más de 20 millones) —aunque cancelado tras una producción decepcionante—, y por supuesto, las ventas masivas de su libro de memorias “Spare”, que lo posicionó como uno de los autores debutantes más lucrativos del Reino Unido.
Lo cierto es que, pese a sus intentos de reinventarse como celebridades globales desligadas de Buckingham, el apellido Windsor continúa abriendo puertas para Harry y Meghan. La pareja, que se presenta como víctima de la maquinaria mediática, parece tener dificultades para desvincularse del halo de privilegio que tanto critican. Las voces que exigen transparencia no buscan un linchamiento mediático, sino coherencia entre discurso y realidad. Si los duques de Sussex quieren seguir posicionándose como referentes de una nueva era, alejados de las estructuras tradicionales de poder, deberán enfrentarse a una verdad ineludible: no se puede predicar independencia mientras se vive de un legado millonario sin dar explicaciones.