Iñaki Urdangarin cumple una condena de cinco años y diez meses por corrupción en el caso Nóos. Repetimos: por corrupción. Prevaricación, fraude a la Administración, tráfico de influencias y delitos contra la Hacienda Pública. Una hoja de servicios para enmarcar y de la  que no sentirse orgulloso. Por eso, lo mínimo que se le tendría que exigir es que se tapara un poco, que pasara la pena sin hacer ruido y que demostrara un mínimo de arrepentimiento. Ya no es el jugador del Barça de balonmano que todo el mundo aplaudía o el marido de la infanta Cristina que saludaba a los monárquicos orgulloso. Ahora es un condenado. No una estrella del rock.

EuropaPress 3234160 inaki urdangarin lega trabajo voluntariado centro don orione

Iñaki Urdangarin (Europa Press)

Pero eso se le debe haber olvidado al Duque Em-Palma-do mientras cumple el tercer grado penitenciario en el centro de inserción social Melchor Rodríguez de Alcalá de Henares. Desde septiembre del 2019, Urdangarin hace trabajo voluntario dos días a la semana en el Hogar Orione de Pozuelo de Alarcón, en Madrid. Y este jueves, a la salida del centro, se encontró a dos hombres que le esperaban para que les firmara unos autógrafos y se hiciera unas fotos con ellos, tal como publica la revista ¡Hola!. Ya es de traca que siga habiendo personas que a pesar de saber al 100% que un miembro de la familia real ha robado dinero, miren hacia otro lado y sigan queriendo rendir homenaje a los Borbones. Pero ya se sabe, Spain is different. Lo que no es de recibo es que el propio Urdangarin no haya evitado esto y en lugar de detenerse como una celebrity, no haya salido de él mismo un esto no toca.

¿Vergüenza ajena con las imágenes? Tranquilos: esperen a ver qué pasará cuando vuelva Juan Carlos a España, si es que algún día vuelve... No habrá suficientes fisioterapeutas en el país para tratar los miles de casos de contracturas en espaldas de tantas genuflexiones como se verán.