Lo que para el público parece un edén digno de cuento de hadas, para quienes han trabajado allí se ha convertido en un auténtico calvario laboral. Los idílicos jardines de Highgrove House, la residencia campestre donde el rey Carlos III y Camilla Parker-Bowles posan sonrientes para las fotos oficiales, esconden una historia de rotación constante, tensiones y salarios que rozan la explotación. Según un explosivo informe publicado por The Times, 11 de los 12 jardineros que prestaron servicio desde 2022 han abandonado sus puestos, incapaces de soportar las condiciones impuestas por el monarca británico.

Detrás de los cuidados paisajes y la obsesión del rey por la botánica se oculta un patrón de comportamiento que sus empleados describen como “implacable”, cargado de demandas absurdamente meticulosas y correcciones humillantes que no se corresponden con el sueldo recibido. Y es que, mientras las plantas lucen perfectas en cada aparición pública, quienes las mantienen aseguran haber vivido un infierno… con la firma del mismísimo rey.

Highgrove Gardens: exigencias imposibles y sueldos de miseria

El informe detalla que, desde que Carlos III subió al trono, la situación en Highgrove ha llegado a ser insostenible. Con sueldos de apenas 8,9 libras la hora (poco más de 10 euros), por debajo de lo que se paga en otros jardines de prestigio, y sin recursos suficientes para abarcar las vastas hectáreas de terreno, los trabajadores aseguran que el rey les trata como si deberían agradecer simplemente el privilegio de servirle. “Es como si te dijeran: deberías estar dando las gracias porque te hayamos dado un trabajo, y que encima sea para el rey, la persona más importante de este país”, denunció uno de los exempleados.

El carácter obsesivo del monarca complica aún más el ambiente. Según los testimonios, Carlos III supervisa personalmente cada rincón, enviando notas con órdenes quirúrgicas: desde exigir la retirada inmediata de una sola hierba junto a la piscina hasta reprender con dureza por la muerte de sus preciados delfinios. Incluso un jardinero veterano fue despedido en seco porque no supo identificar una flor en latín: "Quiero a ese hombre fuera de mi vista para siempre", espetó el rey en esa ocasión, mientras otro recibió una nota con un tajante “¡No!” tras escribir mal el nombre de un arbusto caducifolio japonés.

Buckingham Palace en el ojo del huracán por la polémica propuesta de contratar refugiados

Los exempleados coinciden en que la presión y las órdenes surrealistas eran constantes. Además, en 2023, ante la falta de personal y las continuas quejas del equipo por sentirse desbordado, Carlos III propuso una medida controvertida: contratar refugiados de la guerra de Ucrania con conocimientos de jardinería para paliar la escasez de mano de obra. La sugerencia, lejos de calmar los ánimos, generó más tensión, pues los trabajadores consideraron que era un intento de abaratar aún más los costes sin resolver los problemas estructurales.

No es la primera vez que los jardines de Highgrove colocan a Carlos III en el ojo del huracán. En la biografía Rebel Prince ya se relataba cómo obligaba a sus jardineros a tumbarse boca abajo en un remolque para arrancar malas hierbas a mano, prohibiéndoles pesticidas y ordenando rondas nocturnas con linternas para eliminar babosas.  Aunque la King’s Foundation investigó las denuncias y recomendó mejoras salariales y apoyo en salud mental para los trabajadores, hasta ahora no se han implementado cambios significativos.