En el año 2020, el mundo quedó atónito al leer el histórico comunicado del príncipe Harry: renunciaba a sus funciones como miembro de la Familia Real británica y emprendía una nueva vida en Estados Unidos junto a su esposa Meghan Markle y su hijo Archie. Aunque mucho se ha especulado desde entonces sobre las verdaderas razones de este paso sin precedentes, ha sido el propio Harry quien, cinco años después, decidió contar su verdad… Y lo hizo sin rodeos.

Durante una aparición sorpresa en el Nexus Global Summit en Nueva York, el hijo menor del rey Carlos III dejó claro que la herida sigue abierta. Allí, en un evento con más de 350 figuras influyentes de todo el mundo, Harry ofreció un discurso sobre salud mental, aislamiento social y entornos digitales. Pero lo más impactante no fueron sus ideas sobre tecnología o comunidad. Fue su crudo relato personal sobre lo que vivió su esposa y cómo su padre, el entonces príncipe de Gales, optó por el silencio.

Las redes y los tabloides: un infierno silencioso para Meghan Markle

El punto de no retorno entre Harry y su padre se remonta a 2019, durante una gira oficial de los duques de Sussex por Sudáfrica. Fue allí, rodeados por los focos de la prensa, donde Harry y Meghan comenzaron a quebrarse emocionalmente. A su regreso al Reino Unido, el acoso mediático se intensificó, y Meghan, en medio de su reciente maternidad, se convirtió en el blanco perfecto de titulares llenos de ataques y críticas mordaces.

Mientras tanto, desde el Palacio de Buckingham reinaba la indiferencia. Carlos, el padre de Harry, no intervino ni pidió moderación a los medios, ni públicamente defendió a su nuera. Para Harry, ese fue el acto de traición definitiva. “Una de las razones por las que el mundo digital era tan importante para nosotros es porque mi esposa, en 2018, era la persona más difamada del mundo”, sentenció el duque de Sussex en Nueva York.

Archewell: la fundación que nació del dolor

Fue esa experiencia, confesó Harry, la que dio origen a Archewell, su fundación centrada en combatir el aislamiento y fomentar entornos digitales seguros. Durante su intervención, el príncipe fue tajante: “Empezamos a conocer a muchos padres que habían perdido a sus hijos a causa de las redes. Y fue entonces cuando realmente empezó a tener sentido para nosotros”. Lo que para muchos era una crisis de identidad real, para Harry fue una cuestión de supervivencia emocional. En sus palabras se percibe no solo el dolor por el sufrimiento de Meghan, sino también una profunda decepción hacia su propio padre, a quien no logra perdonar por su inacción.

Desde aquella gira por Sudáfrica hasta el reciente evento en Nueva York, ha pasado media década. Pero el dolor sigue latiendo. En su conversación con Rachel Gerrol, cofundadora de Nexus Global, Harry dejó entrever que fue en ese periodo cuando tomó conciencia de que no podía criar a sus hijos en un entorno donde su familia permitía ataques tan brutales hacia su esposa. El silencio de Carlos III—un silencio que muchos interpretan como estrategia o indiferencia—se convirtió en el detonante de una ruptura sin retorno. Harry ha reconstruido su vida en California, lejos del Palacio de Kensington y de la estricta etiqueta de la realeza británica. Pero su mensaje es claro: la traición no se olvida, y aunque intente avanzar, el dolor por la falta de apoyo paternal lo acompaña.