Buena parte de la realeza europea tenía este martes una cita en el castillo de Windsor, Inglaterra. Un acto religioso en honor de la memoria de Constantino II, último rey de Grecia. Un evento con ausencias importantísimas, como la de los anfitriones Carlos III, el príncipe Guillermo de Gales y su mujer Kate Middleton, y presencias golosas para el mundo del chismorreo royal: Felipe, Letizia, Juan Carlos y Sofía juntos. La imagen no se ha producido como tal, ya que la emérita se colocaba lejos de su marido al formar parte de la familia del finado, pero la cita deja otras instantáneas para el recuerdo.

Letizia y Felipe entregados al patriarca Borbón, como si su guerra interna e intestina fuera parte del final de 'Los Serrano'; la cara de incomodidad de Benedicta de Dinamarca, compañera de banco de Juan Carlos; la infanta Elena saltándose cualquier consideración sobre la etiqueta y el decoro... Una mañana bien aprovechada, y lo que vendrá. Mientras todo eso pasaba, un homólogo veteranísimo se saltaba la reunión, pero las pasaba canutas. Se trata de Harald de Noruega. Su vida está en riesgo, tiene 87 años y acaba de ser ingresado de urgencia en un hospital de Malasia.

Harald V disfrutaba de unas vacaciones en el país del Sudeste asiático, pocos días después de haber celebrado su cumpleaños con su mujer, la reina Sonia. Una infección ha provocado su empeoramiento físico fulminante, y ha tenido que ser atendido por personal médico local y también noruego, seguramente desplazado en el séquito real, a pesar de tratarse de una escapada de carácter absolutamente privado. La salud de Harald no es ni mucho menos de hierro. Hace 4 años lo operaron del corazón, sufrió la COVID de manera severa y lo intervinieron en una rodilla. Otra infección, el pasado mes de mayo, provocaba un nuevo internamiento bajo vigilancia médica. Y a final de este mes de enero, problemas respiratorios. Vaya, que el estado de incertidumbre es totalmente justificado en el país escandinavo, donde se vivía una cierta calma por lo que respecta a su realeza. Ahora todo tiembla.

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Harald V y Sonia de Noruega / GTRES

El más afectado por el desenlace de la historia es, por razones obvias, el príncipe Haakon. El amigo de Felipe VI, padrino de su hija y con quien comparte partidos de tenis en Roland Garros y algunas confidencias, calienta en la banda. Está en alerta. De momento, la Casa Real ya ha previsto que sea él quien reanude la agenda oficial a partir del 8 de marzo, primera reunión del gabinete de Gobierno. La decisión no está tomada, pero la contingencia se ha puesto sobre la mesa. Se huele una nueva coronación en Europa, y no solo la inglesa.

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Felipe y Haakon de Noruega / EFE