Septiembre es un mes de vueltas. También en la Casa Real, donde eso de reincorporarse al trabajo va entre el oxímoron y la desgana. El ejemplo más claro, el de Letizia canosa haciendo su primera reunión de la temporada. Su marido, el Rey Felipe VI, se ha tomado más molestias con su imagen personal. Tampoco demasiadas, no se asusten. Ha ido al vestidor y ha quitado el polvo al traje de Capitán General de la Armada, uno de sus múltiples disfraces militares. El Borbón júnior tenía que ir a Tui, Pontevedra, para visitar la Comandancia Naval del Miño. La declaración de intenciones es imponente: Felipe está más cerca de los militares que de los ciudadanos y súbditos. Ah, y de 'papá', ni mú.
Felipe saluda desde barco Armada Tui EP
Felipe saluda desde barco en Tui EFE
Felipe estaba "en su salsa" en Galicia. Medallas, cañones, saludos, fans con banderitas desgañitándose con 'vivaelreyyys', etcétera. Preciosa estampa costumbrista, como la de acercarse a los allí congregados para hacerse un 'selfie'. Oh, sí. Una vez dentro de la instalación, fotografías haciendo de estratega de pacotilla, señalando un punto en un mapa. Imaginamos la conversación. "Sí, majestad. Esa linea azul es un río". Delicioso. Como la parada técnica para reponer fuerzas y charlar con los subordinados. Una puesta en escena deliciosamente cutre: mesa de madera (sacada de un despacho) en medio de la calle en plan pícnic y bajo una lona que les diera sombra, no fuera que el sol quemara la incipiente calva de Borbón. La España monárquica es así: todo apesta a naftalina, a bagatela, a 'domingueros'. También a cuñaos jugando a la guerra, mofándose de sus súbditos. Todo en orden. ¡Ar!
Felipe con fans en Tui EFE
Felipe señala un río en un mapa GTRES
Felipe con militares en Tui EP
Felip saluda Tui EFE
El curso arranca fuerte en Zarzuela, sudando la gota gorda. Estamos salvados.