En los últimos años, la figura del príncipe Andrés ha atravesado una pendiente descendente en la percepción pública. Sus apariciones son objeto de profunda controversia y debates sobre la relevancia y la responsabilidad de la Corona. En este marco, un libro que llega con un tono contundente intenta replantear la permanencia de esta figura en el ámbito real. El enfoque va desde sus aficiones y decisiones empresariales hasta su comportamiento en entornos de poder. La cuestión que se discute es si estas revelaciones podrían traducirse en un daño irreversible para la reputación de la institución monárquica.
The Rise and Fall of the House of York, escrito por Andrew Lownie, propone un retrato exhaustivo y polémico de la faceta mediática del príncipe Andrés. Según esta narrativa, el ensayo es el resultado de años de investigación, que incluye entrevistas a colegas, allegados y antiguos compañeros de milicia y de colegio. El autor busca delinear no solo sus movimientos en el plano empresarial y ceremonial, sino también su personalidad y las decisiones que, según la obra, habrían marcado un curso hacia el desgaste de su imagen.
Este texto llega en un momento en el que la opinión pública británica muestra una inclinación a cuestionar la continuidad de ciertos títulos frente a controversias. De acuerdo con un cuestionario publicado por YouGov y recogido por medios como El Economista, una porción significativa de los británicos considera que el ‘royal’ debería perder sus títulos. Pero, ahora bien, ¿qué muestra esta nueva información?
¿De qué se trata el libro que deja mal situado al príncipe Andrés?
Esta biografía no autorizada plantea que, desde muy joven, el hijo favorito de la reina Isabel mostraba rasgos de egocentrismo y arrogancia, tal como relatan varios excompañeros de estudios en Escocia. Se señala una presencia a veces prepotente y conductas que han sido objeto de reproche entre quienes lo rodeaban. Asimismo, su dinámica con el personal que lo asiste en el palacio. Se recogen episodios descritos por testigos que apuntan a una gestión inapropiada de su personal. Como el hecho de haber despedido a un trabajador por resultar desagradable su aspecto físico. Y, de esta manera, una serie de actitudes que habrían afectado a varios empleados y cómo se percibe la cortesía en entornos institucionales.
Lownie afirma que el aristócrata utilizó su posición para viajar por el mundo y, según las fuentes citadas, entablar relaciones con individuos de poder. Pese a que esto pudiera parecer normal, estos vínculos podrían haber facilitado intereses empresariales o cortesanos. Favores y regalos que se traducen inesperadamente en arreglos muy provechosos en Reino Unido. A su vez, hay datos sobre la extrema vida sexual de este personaje. Se cree que pudo haber tenido encuentros íntimos con más de mil mujeres.
Y es que, en los famosos viajes internacionales, el duque de York organizaba citas con trabajadoras sexuales. Se hace hincapié en una ocasión en Bangkok cuando tenía la suite donde se alojaba con más de 30 mujeres. Sin ir más lejos, se hace referencia a la demanda por abusos que emergió en 2019, y que constituye un punto importante en la discusión sobre su influencia política y su estatus dinástico. La pregunta, entonces, es sobre qué significa ser un miembro activo de la Casa Real. El príncipe Andrés es la razón por la que los ciudadanos exigen mayor responsabilidad y transparencia por parte de la Corona.