Pedro Sánchez ha prometido el cargo de presidente en Zarzuela sin cruz ni Biblia. El cambio supone un giro hacia la aconfesionalidad del Estado, pero el socialista no se puede pasar con los cambios y sólo se le ha permitido prometer no en el Congreso de los diputados, sede de la soberanía nacional, sino en el Palacio de un rey. Sánchez se habrá percatado que Zarzuela se ha pasado a la ecología. Letizia ha enloquecido con el verde: ya se sabía que era practicante de yoga o que la comida con sus hijas consiste en acelgas y pescado, como todo el mundo sabe la comida favorita de cualquier niño.

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Pero ahora Letizia ha hecho poner firmes a todo el personal de Zarzuela con un decálogo para contribuir a un planeta más sostenible. Será cargo de conciencia por la afición de la reina a matar animales cazándolos o por la historia que explicó Jaime Peñafiel sobre el perro predilecto de Felipe al que Letizia echó de Palacio y murió "comido por las alimañas del monte", según el cronista real. Parece que a Letizia no le gustan los animales pero sí las plantas.

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El decálogo es larguísimo pero El Español lo ha sistematizado: paneles solares, papel reciclado, bombillas ecológicas, supresión de los pesticidas en los jardines, sembrar plantas que no necesiten mucho riego, regar sin agua potable, hacer lavadoras con jabón no agresivo con el medio ambiente y una dieta estricta sin azúcares. Sólo le falta plantar un huerto como Michelle Obama en la Casa Blanca. Letizia llega hasta el paroxismo de suprimir el café con pastas con que se recibía las visitas y ofrecerles té y fruta. La reina Isabel II también toma el té de las cinco pero nunca rechaza una buena galleta inglesa. Que Letizia aprenda de la mejor.