Juan del Val se abrió en canal en su última entrevista con su íntimo amigo y jefe Pablo Motos en ‘El Hormiguero’. El colaborador hablaba de su nueva novela ‘Vera, una historia de amor’ que le ha costado el premio Planeta y numerosas críticas. En esta historia, el escritor madrileño presenta a Vera, una mujer de la alta sociedad sevillana cuya vida cambia cuando conoce a Antonio, un chico de barrio.

”Se puede leer desde ayer y ha tenido una acogida fabulosa. Se ha generado mucha expectación y todo el ruido que ha generado creo que ha beneficiado. Yo estoy muy feliz por todo lo que ha sucedido. Ganar este premio es algo muy importante que no solo me ha hecho feliz a mí, sino a mucha gente que quiero. Todo lo demás es secundario”.
"Lo primero que me dijo mi madre cuando la llamé a contarle lo del premio fue: 'Lo que hemos pasado tú y yo'. Creo que el hecho de que yo no fuera un chaval fácil parte del fracaso escolar estrepitoso que tuve. En mi familia se le daba una importancia tremenda a los estudios, era una obsesión, porque en mi casa estudiar era la única salvación, la única forma de llegar a algún lado. En mi familia todos son ingenieros, licenciados, y yo no. El hecho de que yo fracasara escolarmente me generó una herida que se la trasladé a mis padres, mi fracaso era su fracaso como padres. Eso me marcó toda mi vida”.
”Hice psicoanálisis durante cinco años. Es un proceso largo y duro, pero finalmente muy reconfortante. A mí me salvó. La principal cosa que aprendí fue a no huir de mí mismo. Sigo trabajando en ello”.
Trabajé de albañíl durante tres años
”Trabajé en obras durante tres años. Mi primer día fue traumático, empecé con 17 años. Ese primer día llevaba 25 kilos en cada brazo y al pasar por una zanja, que pensaba que estaba dura, resulto que estaba blanda y era mierda pura de una depuradora, me quedé ahí metido, en la mierda. Todo el mundo alrededor empezó a reírse de mí, pero para mí fue un dolor muy patético”.
"La gente que me conoce se alegra de verdad y eso me da pistas de que algunas cosas si las hago bien. Intento entregarme a las cosas y a las personas de una forma honesta y sé que la alegría que ellos sienten es real. Las críticas de la gente que no me conoce eran muy previsibles. Soy una persona crítica y entiendo que eso puede molestar, pero creo que me llevo mis críticas, también las propias de trabajar aquí, en 'El Hormiguero', y me llevo las de las guerras entre editoriales. Menos mal que quitarme la alegría a mí es algo muy difícil, porque, viniendo de donde vengo, haber ganado este premio es un milagro".
