Joana Sanz y Dani Alves fueron padres el 1-O de 2025, la fecha más esperada por esta pareja que vive en Ciutat Diagonal, en Esplugues, desde que Alves dejó el fútbol. Nunca ha querido abandonar del todo Barcelona a pesar de que aquí ha tenido la peor experiencia de su vida al verse acusado y encarcelado por violación. La sentencia absolutoria le ha permitido entender la llegada de la hija como una señal, una segunda oportunidad para una vida más ordenada. Ahora se ha hecho predicador evangelista y vive entregado a Dios y a su niña, cuyo nombre sigue siendo un misterio pero EN Blau ya explicó en agosto que es una niña y que su inicial es una jota. Hace pocas horas la madre de la criatura ha colgado imágenes de la habitación de J. con una foto de la niña en la pared con tonalidades rosas explicando que la diseñó ella porque era más barato:




Joana Sanz recibe comentarios de odio por culpa del proceso judicial en el que se vio envuelto su marido, que en el mejor de los casos le fue infiel y en el peor cometió una agresión sexual que no se ha demostrado. Dani Alves prefiere desactivar los comentarios de Instagram para eludir el odio, pero Joana Sanz vive de su imagen, es modelo, y la canaria interactúa con los seguidores. Así que poco a poco va ofreciendo detalles de la niña, que quiere ocultar hasta el punto de que la foto colgada en la pared de la habitación tiene un corazón tapando la cara de la pequeña. La revista ¡Hola! especuló con tres nombres aparte del más probable: Joana, como la madre. Pero la revista ¡Hola! osa proponer tres más: "Julia, Judith o Janira". EN Blau apostó antes del parto por Joana.

Todo indica que la hija de Dani Alves y Joana Sanz se llama Joana, como su madre, una superviviente por todo lo que ha tenido que pasar: problemas de gestación y de fertilidad mientras su marido le había sido infiel con una desconocida en un WC de Sutton y después acusado de violación. Joana lo tiene fácil si quiere que la niña sea una amazona, una mujer contra todo, que se llame como ella Joana. Y es un nombre catalán. Es canaria pero no se llama Juana sino Joana. Lo más rompedor cuando sepamos el nombre sería el primer apellido de la niña. Sería muy potente que se llamara Joana Sanz Alves, como la madre. Por feminismo y para evitar un apellido que está estigmatizado. Alves es un hombre libre e inocente a ojos de la ley, pero lo que hizo en aquel WC del Sutton le persigue más allá de la sentencia absolutoria. Pronto saldremos de dudas. Como demostró Telma Ortiz con su segunda hija, es absurdo, grotesco e inútil querer esconder el nombre de pila de una persona.