Las paredes de Zarzuela esconden secretos que nunca verán la luz. La Casa Real española siempre ha vivido rodeada de un silencio cuidadosamente tejido, un muro invisible que protege su intimidad de las miradas curiosas. Las pocas grietas por las que se filtran historias provienen de periodistas que llevan décadas observando de cerca a la realeza, como Jaime Peñafiel, confidente del rey emérito, y Pilar Eyre, cronista incansable del universo monárquico. Gracias a ellos, el público ha podido conocer algunos destellos de lo que ocurre entre bastidores: los roces entre la reina Letizia y doña Sofía, las excentricidades palaciegas y, últimamente, el papel que desempeñan las hijas del actual monarca. En especial, la princesa Leonor, llamada a ocupar el trono en un país donde la monarquía despierta cada vez más indiferencia. Mientras tanto, Felipe VI continúa su cruzada por devolver prestigio y credibilidad a una institución en horas bajas.

Letizia y Felipe con Leonor de bebé
Letizia y Felipe con Leonor de bebé

Hace unos años, Peñafiel sorprendió a sus lectores con una revelación curiosa publicada en su columna de LOC: Leonor no iba a llamarse Leonor. Según sus fuentes, fue la reina Letizia quien impuso ese nombre, desafiando la tradición familiar. El deseo de Felipe VI era que, si el heredero era una niña, llevase el nombre de su madre, Sofía, en homenaje a la reina emérita. Pero Letizia se negó. Fue la segunda hija, finalmente, quien heredó ese nombre. Peñafiel lo resumió con una frase que ya es historia: “Leonor iba a llamarse Sofía, pero Letizia no quería que su primogénita llevase el nombre de su suegra. Ya apuntaba maneras.”

El nombre del hijo de Felipe VI y Letizia si hubiese sido niño 

La decisión, más allá de una simple cuestión de gusto, escondía una declaración de intenciones. Letizia quería marcar distancia con los Borbones tradicionales, borrar huellas del pasado y dejar claro que su reinado no seguiría los pasos de quienes habían protagonizado escándalos, juicios y portadas. Incluso se comenta que, si el primer hijo hubiera sido varón, Letizia había elegido un nombre muy asturiano: Pelayo. Lo mencionó a su entorno más íntimo, quizás también como una prueba para detectar quién filtraba confidencias a la prensa.

Con el paso del tiempo, su estrategia parece haber dado frutos. Letizia ha demostrado que su influencia en la Casa Real es mucho mayor de lo que muchos imaginaban. Es una mujer firme, con un carácter decidido y un poder silencioso. Hoy, más que nunca, queda claro que la corona tiene dos cabezas visibles, pero una sola voz: la de la reina Letizia.

Leonor abraza a una niña 2022 / Gtres
Leonor abraza a una niña 2022 / Gtres