La formación militar de la princesa Leonor no está siendo ni sencilla ni voluntaria. Desde que era una niña, su destino como heredera al trono ha estado marcado por decisiones que ella no ha elegido. Una de las más impuestas ha sido la formación castrense, siguiendo el modelo de su padre, el rey Felipe VI, quien también se preparó en los tres ejércitos: Tierra, Mar y Aire. Sin embargo, en el caso de Leonor, este proceso ha estado lejos de ser un camino natural o deseado.
Su etapa de formación militar en la Academia General Militar de Zaragoza fue bastante llevadero. En realidad, se lo pasaba a lo grande en su tiempo libre. Le compensaba con una formación que fue bastante laxa. Y también mientras estuvo en Marín. Pero su posterior incorporación a misiones marítimas no ha sido tan sencilla. Incluso ha atravesado dos intentos serios de abandono.
El primero se produjo en los primeros meses de su travesía en el Juan Sebastián Elcano, cuando Leonor manifestó de forma explícita su malestar físico y emocional, llegando incluso a solicitar la baja. El segundo fue más reciente, tras su llegada albuque Blas de Lezo. Un desafío que la ha desbordado completamente.
La princesa Leonor ha tenido serios problemas en su etapa de vida militar en el mar
Desde el principio, Leonor ha mostrado un rechazo profundo a la vida militar. La frustración de no poder decidir sobre su futuro y el hecho de que todo esté planeado sin contar con su opinión, ha sido motivo de una presión psicológica constante. Pero ese no ha sido el principal problema. Leonor ha tenido que lidiar con los problemas de su adaptación a la vida en alta mar, que no han sido pocos. Vómitos, mareos, malestar digestivo… Además, comentaban algunos cadetes a sus familias que la princesa no estaba en forma.
Desde el entorno real se tomó la decisión de facilitarle a la princesa un equipo permanente de apoyo psicológico, incluso durante sus travesías. A bordo del Blas de Lezo, Leonor mantiene contacto diario con un grupo de psicólogos especializados, con los que realiza sesiones a distancia. Esta ayuda es lo que ha evitado una retirada definitiva de la formación.
Casa real refuerza la ayuda psicológica de Leonor
Especialmente delicado ha sido el último periodo, posterior a su participación en el Juan Sebastián Elcano, que dejó a Leonor emocionalmente agotada. Aquella experiencia le generó un desgaste personal importante. Y su regreso temporal a casa no fue suficiente para recuperarse. Apenas una semana después, la heredera tuvo que reincorporarse al Blas de Lezo.
En vista de esta situación, desde Casa Real se ha reforzado la atención a su bienestar mental. La prioridad es garantizar su estabilidad emocional, aunque ello implique ajustes discretos en su agenda o en su ritmo formativo. De hecho, cuentan que Leonor ha sido liberada de algunas de las tareas más duras. Por suerte para Leonor, el viaje se acaba esta semana. El próximo 3 de julio está previsto que se baje del Blas de Lezo en Gijón.
En todo caso, la experiencia en el ejército del mar no habrá terminado para Leonor, que volverá a embarcar en el Elcano unos días más antes de llegar a Marín, con otra escala de por medio.