El anuncio definitivo del divorcio de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin ha sido el último paso de un serial mantenido en secreto desde hace semanas. Y las pruebas son cada vez más numerosas y contundentes. Hay que reconocer que han sabido mantener el misterio hasta que la revista 'Hola' ha hecho de portavoz oficial de los Borbones, en vez de utilizar la vía del comunicado en la agencia EFE. El método más común, teniendo en cuenta que son privilegiados de un Estado que patrocinamos entre todos, y no una portada de revista del corazón. Una frivolidad que tiene, como apunta bien Pilar Eyre, todo la pinta de ser idea de Juan Carlos, reincidente en la materia. A Cristina no le gustó, pero tampoco dijo que no. Papá es quien paga la factura, y el que manda, también.

El torrente informativo de esta rama royal en descomposición total nos traía otra noticia sorprendente y de un gusto más que discutible, en este caso desde la perspectiva de Ainhoa Armentia. La novia actual de Iñaki Urdangarin y el detonante de su separación tempestuosa convive con su pareja divorciada... a pocos metros de una suegra que no quería saber de su existencia hasta hace dos minutos y medio. El nido de amor de los Urdangarin Armentia es un piso alquilado al lado de Claire, en la misma urbanización de la zona bien gasteiztarra. La mudanza se efectuó hace semanas, con la aliada de Cristina supervisando el traslado de su niño. Mamá gallina. E Iñaki, el polluelo, no quiere dejar su mano para vivir una historia en plenitud con la persona que ama. Nada romántica la cosa. Más bien, práctica. Y complicada.

Complicada también porque Ainhoa tiene varios frentes abiertos dentro del clan de su amado, con quien se especula una futura boda. Si mañana se casaran, sin embargo, la lista de invitados sería escasa. Cuando menos por la parte royal: sus hijos tendrían una papeleta complicada. Como hijos abnegados de su madre, el sentimiento de repulsa es de alguna manera comprensible. Y Cristina favorece el cordón sanitario, que nadie se le acerque. Una distancia que Iñaki, que no olvidemos que también es el padre de las 4 criaturas, quiere salvar para no perderlos. Quiere hijos y quiere pareja, lo quiere todo. Y si hay que hacer trampas, como presentarse por sorpresa en un polideportivo random para presentarle a Ainhoa tras un partido, lo hace. Es el caso de Pablo, el único que ha tenido contacto con la proscrita. El resto no. Y la más beligerante es Irene, la benjamina.

Irene Cristina Miguel Pablo GTRES
Irene, Cristina, Miguel y Pablo GTRES
Iñaki Claire Lebaert GTRES
Iñaki Urdangarin y Claire Liebaert / GTRES

Irene saca las garras por su madre. Ya dejó de hablar con Iñaki después del estallido del escándalo de infidelidad, y con respecto a su pareja estable (llevan dos años, como mínimo), no quiere ni respirar el mismo oxígeno. Explican en Telecinco que, el pasado día 15 de enero, cumpleaños de Iñaki Urdangarin, la hija viajó hasta la capital del País Vasco. Una sorpresa agradable que acabó con un nuevo desafío, un gesto de repulsa a Ainhoa. También un aviso a sus hermanos: Iñaki le ofreció quedarse con él en su nuevo piso, pero lo rechazó. Aunque Ainhoa no está allí siempre, porque tiene obligaciones en su antiguo domicilio de casada con sus 2 hijos, ni así. Ella se quedaba con la abuela Claire. Al enemigo, ni agua. Iñaki sudará para conseguir la paz. Dicen que "están locos de vivir juntos por fin", pero quizás la locura no es exactamente por felicidad. Más bien es una expresión literal.