El estado de salud de Juan Carlos I continúa siendo motivo de preocupación en Zarzuela, especialmente por la posibilidad de que el rey emérito fallezca lejos de España, lo que supondría un auténtico escándalo institucional. Exiliado en Abu Dabi desde hace casi cinco años, Juan Carlos mantiene una relación tensa y distante con su hijo, el rey Felipe VI, pero todavía cuenta con el apoyo incondicional de una figura clave en su vida: la infanta Elena.
Desde su exilio, el monarca ha tenido que enfrentarse a múltiples problemas de salud, recurriendo a tratamientos médicos continuos para sobrellevar los estragos de la edad. En ese contexto, Elena de Borbón se ha convertido en su principal apoyo emocional. La primogénita del emérito ha estado presente en cada momento clave, demostrando una lealtad firme. Lo ha hecho, incomprensiblemente para muchos, incluso por encima de las humillaciones que su madre, la reina emérita Sofía, ha tenido que soportar a lo largo de los años.

La infanta Elena encuentra una casa para Juan Carlos I al lado de Madrid
La infanta no solo ha estado al pendiente de su padre, sino que incluso ha preparado su propia casa en Madrid ante una posible vuelta definitiva. La infanta ha adaptado su domicilio con rampas y barandillas ante los problemas de movilidad que arrastra el emérito, que requiere silla de ruedas para desplazarse.
Sin embargo, Felipe VI se ha mostrado firme en su negativa a permitir que su padre regrese a residir en territorio español. Ante esta situación, la infanta Elena ha ido más allá: ha colaborado activamente en la búsqueda de una nueva residencia para Juan Carlos, una que combine proximidad a España con la discreción necesaria para evitar polémicas.

Una opción que lleva sobre la mesa desde 2020
El lugar escogido es Cascais, en Portugal, una ubicación que ofrece muchas ventajas: se encuentra a una hora de vuelo de Madrid, goza de un clima agradable, más suave que el de Abi Dabi,y cuenta con una opinión pública más indulgente hacia la figura del emérito. La opción no es nueva. Ya en 2020, poco después de que Juan Carlos abandonara España, el diario El Mundo hablaba de una llamada “Operación Cascais”.
Según esta información, un grupo de personalidades portuguesas de primer nivel se habría implicado en encontrar una residencia discreta y confortable para el exjefe de Estado. Entre los nombres involucrados figuraban el empresario João Manuel Brito e Cunha, la conocida socialité Lili Caneças y otros miembros de las altas esferas lusas. Portugal, así, se presenta como una solución ideal para Juan Carlos I. Es cercana a Madrid, con lo que podría llegar en menos de una hora ante cualquier urgencia, minimizando las posibilidades de que fallezca fuera de España.