Quedan pocos días para que se acabe este 2025. Un año que ha sido maravilloso para un actor catalán muy querido, que sabe que ahora es su momento, que está en todas las salsas, que las productoras se lo rifan para que acepte un papel en sus películas. Hablamos de Miki Esparbé. El intérprete catalán ha hecho de todo, y parece llegar a su prime, como dicen los jóvenes, a aquel momento pletórico donde puede permitirse el lujo de elegir y escoger qué le apetece hacer. Y lo que le apetece hacer es de todo, especialmente, papeles donde a priori, no nos lo imaginamos a él, tal como pidió en una entrevista reciente en Catalunya Ràdio.


Ahora ha concedido una entrevista para el diario El Mundo, donde ha repasado algunos de los proyectos en los que le hemos visto, más bien, en los que le hemos disfrutado este año que dejamos atrás. Ha estado en muchas series y películas de primer nivel, algunas de las más exitosas del año, y ya no solo como actor de reparto, sino como protagonista. Atención a todo lo que ha hecho Miki Esparbé que se ha visto este 2025: Wolfgang, aquel film precioso de un padre que se hace cargo de un hijo con un cociente de inteligencia brutal, autista, que toca el piano; La chica de nieve, thriller de Netflix; Anatomía de un instante, la serie de Movistar + sobre el fallido intento de golpe de estado de los militares franquistas el 23 de febrero de 1981 (basada en la novela de Javier Cercas y con Álvaro Morte, Eduard Fernández y Manolo Solo en el resto del reparto), donde interpreta ni más ni menos que al rey emérito Juan Carlos o Frontera, el nuevo film de Judith Colell, donde interpreta a un hombre que en pleno 1943 ayuda a gente que pueda cruzar la frontera, desde la Francia ocupada por los nazis, hacia España.




Ha hecho de todo. Y todo excelente. Tanto el resultado final global como su trabajo a nivel individual. Pero sin duda, de todos los papeles que ha abordado este año, uno de ellos ha llamado especialmente la atención, el del rey Juan Carlos I en Anatomía de un instante. Y es que todo el mundo sabe que es muy fácil caer en la caricatura cuando se trata de imitar la voz, los gestos, el porte y la manera de hablar de los Borbones, especialmente, de ESE Borbón. Un Juan Carlos que es una caricatura con patas, que él mismo parece una imitación y con un Esparbé que corría el peligro de resultar grotesco si derrapaba. Pero Esparbé está sublime, medido y en el punto justo.

Un papel por el cual reconoce, en la mencionada entrevista, que lo más complicado para él, como intérprete, fue justamente "vencer el prejuicio. Me fijé mucho en el Rey de 42 años: ese carácter seductor, en lo personal como en lo profesional, la ambición, ese rey estratega, su gestión del poder. Él habla lento porque sabe que todo el mundo le va a escuchar. Anda como con los brazos caídos, pero siempre con el pecho por delante. Simbólicamente, me parecía como que nadie le podía frenar". Un Miki que está extraordinario y que nos ha hecho olvidar, afortunadamente, el trance que teníamos muchos todavía y los malos recuerdos que guardábamos en la memoria, con aquel esperpento que supuso una serie anterior donde un actor catalán hacía de emérito, aquel engendro que era Felipe y Letizia, de Telecinco, donde Juanjo Puigcorbé hacía de Juan Carlos.


El diario le pregunta a Esparbé si después de su actuación le han llamado de Zarzuela. "¿Le ha llamado el Emérito? Dicen que es muy de mandar mensajes...". Respuesta: "No ha sido el caso. Igual lo ha hecho desde número oculto y esas llamadas no las cojo...". Pobre Juan Carlos. Seguro que ha llamado desde Abu Dabi. Pero ya debe estar acostumbrado a que no le cojan el teléfono. Ni Felipe, ni Letizia, ni Sofía ni ahora, el gran Miki Esparbé.