La salud del rey emérito Juan Carlos I no atraviesa sus mejores días. Y eso se ha notado bastante en sus últimas visitas a España. La movilidad ya no es lo que era antes. Ahora apenas puede dar unos pasos sin la ayuda de sus escoltas o su fiel silla de ruedas. Necesita asistencia continua.

Con sus 86 años, es normal que Juan Carlos I empiece a tener sus achaques. De hecho, ya piensa en el día de su muerte y ya ha dejado claro a su hijo, Felipe VI, que no quiere morirse lejos de España. Quiere tener la posibilidad de regresar a su país natal de forma permanente en caso de necesitar atención médica constante. Eso sí: cuando esté en las últimas. No quiere perder ni uno de los beneficios fiscales que le otorga tener su residencia en los Emiratos Árabes.

Juan Carlos silla de ruedas
Juan Carlos silla de ruedas

Juan Carlos I cambia de hábitos para frenar su deterioro

Pero Juan Carlos no se está quedando de brazos cruzados. El emérito se está tomando muy en serio su salud. Hace ejercicio a diario para poder mantener un mínimo estado de forma que le permita seguir participando en regatas con el Bribón. Además, tiene a su disposición un fisioterapeuta y un entrenador personal para tratar esos problemas de movilidad.

Además, Juan Carlos I también está siguiendo las recomendaciones médicas al pie de la letra. Ha dejado de lado el alcohol y los puros, que ha seguido disfrutando con sus amigos después de las regatas o con sus contactos poderosos en Abu Dabi hasta hace muy poco.

Juan Carlos I en Abu Dabi
Juan Carlos I en Abu Dabi

Elena, Cristina y Felipe VI, preocupados por su padre

A pesar de todos sus esfuerzos, la edad no perdona. Una fuerte gripe lo dejó ko recientemente. Y sus hijos, especialmente las infantas Elena y Cristina, están que no duermen preocupadas por su padre. La infanta Cristina incluso ha estado a su lado mientras luchaba contra el virus. Mientras que Elena también tiene previsto ir a visitar a su padre en los próximos días. Felipe, que tiene una agenda bastante más ocupada, también tiene pendiente visitarle.

A estos problemas se suma que el emérito está teniendo pérdidas de memoria últimamente. No tiene Alzheimer ni nada parecido, pero sí que empiezan a asomar síntomas dementes propios de la edad. Es otro de los motivos por los que sus hijos están muy preocupados.