La infanta Cristina ha sido siempre una figura discreta dentro de la familia real, pero eso no significa que no haya provocado preocupaciones en Zarzuela. Aunque su papel institucional nunca fue tan relevante como el de su hermano Felipe VI, su vida sentimental sí ha estado bajo estrecho control por parte de la Casa Real, especialmente cuando ciertos vínculos comenzaron a generar alarma.
Uno de esos episodios más delicados tuvo lugar antes de su relación con Iñaki Urdangarin, con quien estuvo casada más de 20 años. La infanta conoció a Urdangarin cuando le entregó una medalla deportiva; él era una figura destacada del balonmano español, jugador del FC Barcelona, y rápidamente captó la atención de los medios. Sin embargo, mucho antes de consolidar esa relación, Cristina ya había mostrado su tendencia a enamorarse de las personas equivocadas.
La relación más polémica de la infanta Cristina
Una de esas historias, menos conocida pero muy relevante para el entorno real, fue su cercanía con el waterpolista Jesús Rollán. Según relatan Francisco Ávila y Alberto Martínez en el libro 'Jesús Rollán: Eterno', la infanta llegó a estar profundamente enamorada del deportista, incluso más que de quien acabaría siendo su marido. Aunque Rollán tenía pareja y nunca accedió a formalizar una relación con ella, ambos desarrollaron una amistad íntima que perduró durante años.

El problema llegó cuando Casa Real comenzó a preocuparse seriamente por la influencia de Rollán en la vida de Cristina. El deportista tenía un carácter rebelde, era amante de la noche, y empezó a estar vinculado con el consumo de drogas. Según se cuenta, incluso protagonizó un incidente cuando, acompañado por Cristina en coche, se saltó varios semáforos en rojo para evadir a los escoltas. Los guardias alertaron a la infanta, y desde entonces, Zarzuela activó medidas para limitar el contacto entre ambos.
La casa real interviene para ‘salvar’ a la infanta Cristina
Lo más preocupante llegó cuando los servicios de seguridad confirmaron que Jesús Rollán no solo frecuentaba ambientes nocturnos, sino que consumía cocaína. Sufría también brotes psicóticos, lo que afectó de manera irreversible a su carrera deportiva y a su salud mental. Los autores del libro señalan que su caída se debió no solo a la droga, sino a una profunda depresión y a una soledad crónica. "Él decía que no podía estar solo, y su casa se convirtió en el Hostal Rollán Manzanares", recuerdan.

Cuando Casa Real confirmó la magnitud del problema, decidió apartar a la infanta Cristina discretamente de su entorno, intensificando la vigilancia para evitar que repitiera errores sentimentales. La relación se disolvió, pero las consecuencias psicológicas y personales de Rollán continuarían hasta su trágico final.