La infanta Cristina fue apartada de la familia real tras el estallido del caso Nóos. La hermana del rey Felipe se mantuvo al lado de Iñaki Urdangarin, lo que le costó su estatus en la monarquía. Pero todo cambió en 2022. Salieron a la luz las fotos de Iñaki con Ainhoa Armentia, lo que fue el principio del fin. La relación entre Cristina e Iñaki se rompió, derivando en el divorcio definitivo a principios de 2024.

A partir de ahí, la infanta empezó a recuperar parte del terreno perdido. Poco a poco fue entrando en la agenda real, aunque en un perfil muy bajo. No obstante, parece que por el momento no pasará de aquí. Desde el diario El País han hablado con fuentes de su entorno. Y según las informaciones, Cristina no volverá a España hasta que no lo haga su padre, Juan Carlos I, que también vive apartado del entorno real desde hace años.

Juan Carlos I y la infanta Cristina
Juan Carlos I y la infanta Cristina

La infanta Cristina reivindica el apoyo a su padre, Juan Carlos I

Aunque algunos interpretaron su asistencia a la boda de Victoria López-Quesada como una señal de reconciliación con Felipe VI, la realidad es otra. Según fuentes cercanas citadas por el medio mencionado, Cristina ha dejado claro que su lugar no está en Zarzuela. “No quiere fingir una normalidad que no existe. No regresará ni aunque su hermano le pidiera volver oficialmente al entorno real”, señalan.

Para ella, lo verdaderamente importante es su familia más directa: sus cuatro hijos, a quienes ha criado con mimo, y su padre, a quien visita regularmente en Abu Dabi. La infanta sigue muy unida a Juan Carlos, quien nunca la cuestionó públicamente durante los años más difíciles. Su lealtad a él es inquebrantable, tanto como su distancia emocional con Felipe.

Infanta Cristina i Felip VI / Gtres
Infanta Cristina y Felipe VI en la boda de Victoria López-Quesada / Gtres

Se siente dolida por el trato de la institución monárquica hacia su persona

En privado, Cristina ha confesado que el daño que le hizo la institución fue demasiado profundo. No solo fue apartada de los actos oficiales, sino que sintió que fue sacrificada por razones de imagen, sin una defensa pública de su inocencia. A día de hoy, sigue sin perdonar a su hermano por retirar el ducado “en el momento más vulnerable” de su vida, justo antes de sentarse en el banquillo.

Instalada entre Suiza y Barcelona, donde recientemente adquirió un piso, Cristina ha construido un entorno reservado, leal y selecto. Sus amigos más íntimos  aseguran que está tranquila, estable y volcada en su trabajo y su vida familiar.