Estos días tiene lugar en Madrid uno de los acontecimientos que más gusta a la reina Letizia y donde su marido Felipe también va a hacer el paripé, a él que le lame un pie la cultura. Hablamos de la feria ARCO, en IFEMA, que del 6 al 10 de marzo reúne las obras de más de 200 artistas de 36 países diferentes. 43.ª edición, más de 200 galerías y los monarcas saludando a todo quisqui, aunque el grito de los asistentes iba más por ella que por él, "¡la reina, la reina!".

Felipe ha presidido como cada mes de marzo la inauguración de la feria de arte más importante de España, con su mujer al lado, una Letizia a quien ahora que su ex Jaime del Burgo ha desaparecido del mapa en redes, curiosamente vuelven a mostrar en portadas como la revista ¡Hola!, y a quien no paran de elogiar por qué bien que habla. La reina post-Del Burgo vestida de monja en ARCO, con un modelo que pasaba desapercibido, cosa poco habitual en ella, y deteniéndose ante una obra con el cuerpo de un hombre estirado en el suelo como medio muerto que parecía que miraran el cadáver de Jaime del Burgo.

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Felipe y Letizia miran un cuerpo en ARCO / Casa Real

Pasaban las seis de la tarde cuando iniciaban su recorrido los monarcas, acompañados del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, o el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, que se perdieron entre la multitud, y perdieron a los reyes, provocando unos momentos de confusión, tal como explica Vanitatis. Pero lo más jugoso de la jornada fue, tal como revela el mencionado medio, un encuentro con uno de los artistas de ARCO. Felipe y Letizia se detuvieron unos momentos delante del stand de Espacio Valverde, y tal como explica el mismo Luis Valverde, los reyes le dieron el pésame, "en nombre del pueblo español" después de la muerte el mes de mayo del año pasado de su marido, el galerista José Martínez Calvo, Pepe, que entre los dos gestionaron durante 30 años la galería Espacio Mínimo.

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Letizia y Felipe en ARCO / GTRES

El Borbón y la asturiana se detuvieron delante de una de las obras más significativas del stand que lleva por nombre 'El gran viaje', donde se podía ver en el suelo una maleta rota con dos esferas encima, que según el autor, representa una metáfora sobre cómo pasar de aquello material a aquello inmaterial, en función de los golpes o designios que te da la vida. Felipe, boquiabierto con las esferas, vio cómo una de las dos parecía más densa que la otra y se acercó para saber si estaba hecha de bronce, y preguntó: "¿Se puede tocar?", como los niños pequeños... Lo mejor fue la respuesta que recibió, una bofetada en forma de frase que lo dejó fuera de juego: "Y comprar también". Felipe, a cuadros y sin saber qué hacer, tacaño como es él, con fama de que cuando va con sus amigos a comer, cada uno se paga su parte. "Una respuesta que sorprendió al rey y que le produjo una risa junto a la reina y demás autoridades"... Mucho jijijaja, pero no aflojó el bolsillo ante la sugerencia del autor.