La representación navideña de los Borbones con la excusa de los 60 años de Elena tuvo muchas sub tramas: la bajada de pantalones de la nueva Letizia tragándose a Juan Carlos y a las infantas Cristina y Elena a quienes no soporta, Leonor y Sofía negándose a ir al cumpleaños porque los Marichalar y los Urdangarin escupieron a la princesa negándose a celebrar sus 18 años (hace un mes) con excusas banales, o Felipe tragándose los cuernos de su mujer en familia, unos Borbones para los que las infidelidades son más tradicionales que el turrón. Ahora ha trascendido dos informaciones relevantes de la comida y las dos tienen que ver con la infanta Cristina.

Paloma Barrientos ha revelado a TardeAR el orden en que se sentaron en la mesa los Borbones durante la comida. No fue una mesa grande para los 18 comensales sino cuatro mesas diferentes. En la mesa principal se sentaron los eméritos, Juan Carlos y Sofía, con dos de sus tres hijos: Felipe y Elena, la que cumplía años, con Letizia. Una cosa chirriaba en esta mesa principal: falta la otra hermana de Elena: Cristina. Un feo impresentable que solo se explica por el veto de Felipe y Letizia, que no han perdonado a Cristina por el asunto Noos y el escándalo de retirarle a Cristina el ducado de Palma. La humillación a Cristina tuvo el visto bueno de la que hacía años, Elena. Alguien dijo "A Cristina, fuera" y Elena aceptó, aunque ella pagó la cuenta. Al final quien pagó, directa o indirectamente, es Juan Carlos, el multimillonario.


Hay cuatro mesas, la principal con los eméritos, los reyes y Elena, al lado la mesa de primos: los dos Marichalar y los tres Urdangarin excepto Miguel que no quiso volar de Londres para este teatrillo. Tampoco Letizia quiso que sus hijas participaran de la foto de cornudos y corruptos. Como mínimo salvar los muebles de la Corona y que Leonor quede fuera. La mesa de los Zurita, con la hermana de Juan Carlos, la infanta Margarita, ciega y en silla de ruedas, con su cuidadora, su marido Carlos Zurita, los hijos María y Alfonso y Simoneta Gómez Acebo como hija mayoe de la difunta infanta Pilar. En la cuarta mesa, se supone que la más lejana, la del lado del lavabo, metieron a la infanta Cristina con su prima griega Alexia y con Mencía, prima lejana de Elena y se supone que los niños, como el hijo de 5 años de María Zurita y empleadas del hogar. Una humillación. Cristina tenía otro quebradero de cabeza: que nadie viera si conserva el anillo de casada de Iñaki Urdangarin, que como Letizia le puso los cuernos.


Cristina está atrapada en la relación de Urdangarin, no se atreve a quitarse el anillo aunque según Mariàngel Alcázar ya ha firmado el divorcio y solo queda pendiente hacer público el comunicado anunciándolo. No soporta la idea de desprenderse del anillo por su condición de ultracatólica, pero tampoco quiere que se vea que en la comida de los cuernos, con Juan Carlos y Sofía haciendo de parejas felices como Letizia y Felipe con el adulterio aún caliente, se vea que Cristina luce anillo de casada de un tipo que la engañó siempre. Humillada por partida doble: por Iñaki y por Elena. En el menú sirvieron ciervo.