Entre el Palacio de la Zarzuela y Abu Dhabi hay 7.561 kilómetros. Pero la distancia que hay entre el rey Felipe y su padre es abismal. Mucho más que esta cifra. Eso sí, Felipe no es tonto y sabe que si repudia abiertamente de Juan Carlos, los monárquicos que le ríen las gracias dejarían de hacerlo. De ahí que en nochebuena, perpetrara un mensaje a la ciudadanía con muchas dosis de hipocresía, poca de autocrítica y mucha más de vergüenza ajena. La que provocó callando una vez más sin llamar a las cosas por su nombre y sin condenar los escándalos que han llevado a su padre a pasar las fiestas (y quien sabe si mucho más tiempo), a 40 grados y con vistas al desierto.

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Discurso de Felipe (TVE)

Pero mientras el Borbón pasaba de puntillas por lo que ha hecho su predecesor en la corona, ¿el rey fugado qué hacía? El diario El español explica cómo fue la noche del 24 para Juan Carlos. Dicen que no cenó solo en su habitación de lujo del Emirates Palace:  "Tiene muchos amigos en todas las partes del mundo. En Abu Dabi no solo es íntimo de la familia real, conoce a mucha gente. Fue a buscarle a su hotel un coche de un empresario de origen inglés que vive medio año allí, medio año en Londres para que cenara con su familia, su mujer y su hija. Se conocen de la capital inglesa y de las cacerías y safaris a las que ha ido el Rey toda la vida", explica un íntimo suyo al citado medio.

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Juan Carlos (GTRES)

Eso sí, revelan que puso una condición para aceptar la invitación a la cena (encima, con exigencias): que le dejaran ver en directo el discursito de su querido hijo. A pesar de la diferencia horaria, tres horas, allí estaba, plantado delante del televisor, a las doce de la noche, hora suya, viendo como Felipe sólo decía una frase que se podía interpretar como que iba dirigida a él. Una simple frase y gracias: "Los principios morales y éticos están por encima de las consideraciones personales o familiares". ¿Qué les dijo el emérito a sus amigos? "El día anterior habíamos hablado con él y ya nos había comentado que estaba seguro de que el Rey no iba a citarle expresamente, pero, claro, algo tendría que decir"

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Juan Carlos y Felipe (GTRES)

Como lo que dijo Felipe fue una patraña, una tomadura de pelo, Juan Carlos estaba satisfecho: "Él estaba contento. Bromeaba por teléfono al día siguiente diciendo que esa fórmula ya la había usado él cuando tuvo que decir en su discurso de Navidad de 2010 algo sobre Urdangarín pero sin citarlo. Pero parecía contento por cómo su hijo lo había solucionado y, lo más curioso, se sentía orgulloso". La jeta de esta familia no tiene límites. Bromeando sobre el discurso de su hijo, que ya fue, todo él, otra broma... Lo más triste es que España es un país lleno de vasallos que les ríe las gracias.