"¿Dónde están cuando los ciudadanos los necesitan?". "¿La solución europea para los catalanes es darles la espalda?". Estas son las preguntas que el president del Govern, Carles Puigdemont, ha hecho en una entrevista en la agencia Associated Press, donde ha cargado de lo lindo contra la falta de respuesta de la Unión Europea que, de momento, no ha intervenido ni se ha posicionado sobre el cerco policial que vive Catalunya desde hace más de una semana y lo ha emplazado a no "ignorar" la votación del domingo.

Después de asegurar que la cuestión catalana tiene que ser un "asunto europeo" y no interno, Puigdemont se ha lamentado de que la UE "es muy valiente cuando habla de otros países donde no tiene competencias" y, precisamente por eso, ha puesto encima de la mesa "que" la cita con las urnas del domingo permitirá en Europa "oír la voz de Catalunya de una manera bien fuerte".

En este sentido, el president ha soltado que "quien no quiera oír nuestra voz, necesita ver a un otorrinolaringólogo político" y ha eludido directamente al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude-Juncker, porque considera que, si no tiene en cuenta la voz de Catalunya, es porque el proyecto europeo "está en malas manos".

Destrucción masiva

Y más todavía después de no haber posicionado sobre la intervención de las finanzas de la Generalitat y de las reiteradas y constantes visitas de la Guardia Civil a ayuntamientos, departamentos gubernamentales y empresas; aparte de la denuncia de la Fiscalía por sedición contra el presidente de la ANC, Jordi Sànchez, y el de Òmnium, Jordi Cuixart.

Eso, según su opinión, ha desembocado en que ahora "estamos más cerca de un referéndum masivo del que lo estábamos hace un mes" porque, subraya, "viendo este escenario, alguien podría pensar que estamos acaparando armas de destrucción masiva en Catalunya, un arsenal nuclear o una partida de drogas de clase mundial" cuando sólo se está preparando una votación democrática.

El espectáculo de la semana pasada dio pie, además, a que muchas personas que no tenían previsto votar hayan cambiado de opinión y ahora tengan claro que el 1-O irán a las urnas, aunque sea para votar 'no' porque la ciudadanía "ha visto la restricción de las libertades como una ofensa en sus convicciones democráticas".