Para el expresident de la Generalitat Jordi Pujol, la montaña del Tagamanent es una metáfora de la necesidad de reconstruir Catalunya y subir es afianzar este compromiso que lo ha caracterizado a lo largo de su vida. En las actuales circunstancias, con un Pujol tratando de rehacer su crédito humano a pesar de la asunción de la culpabilidad en el asunto del legado depositado en el extranjero, el expresident utiliza una vez más esta metáfora de su tarea política en la reconstrucción de Catalunya.

Lo hace en un nuevo artículo publicado este jueves en el blog de la Asociación Serviol, que sirve de escaparate de sus escritos más recientes, recordando que el pasado 20 de agosto volvió a hollar la cumbre de este pico de la falda del Montseny, Ahir vaig pujar al Tagamanent. "Mi relación con la montaña de Tagamanent es conocida", empieza el escrito, reviviendo unos pasajes de su libro Construir Catalunya en que recuerda como en su infancia tuvo una visión del aniquilamiento del país en su primera ascensión al pico, con las pocas construcciones que había destruidas y abandonadas.

De hecho, Pujol subió a principios de los años cuarenta, justo acabada la guerra, y desde entonces consideró la necesidad de reconstruir Catalunya como "mi compromiso político y vital". Ahora, tantos años después, su última ascensión ,le produjo "un doble sentimiento, positivo y negativo", de "gozo por el trabajo hecho y de tristeza".

"Gozo personal porque contribuí"

Pujol muestra en su escrito la alegría que le supone volver a hacer el Tagamanent, tanto por "el agradecimiento al conjunto de nuestro pueblo que ha rehecho el país" como también por el "gozo personal porque en eso contribuí". "Creo poder decir que he hecho todo el que he podido y sabido para hacer realidad este proyecto", continúa Pujol, para insistir: "Ha sido mi proyecto, mi ilusión, mi razón de ser".

Al mismo tiempo, sin embargo, Pujol también refleja su sentimiento de tristeza, "porque triste es mi estado de ánimo actual", en especial por el "mal que puedo haber hecho a mi país", además de lo que haya podido hacer a su propio "proyecto personal".

Es en este punto de su texto que Pujol busca la redención personal, recordando que "por más que digan y por más que yo mismo me flagele, tiene aspectos importantes positivos", aunque eso "no anula el lastre que ahora puedo representar, y que yo mismo he tratado de contrarrestar solicitando mi ostracismo".

Asimismo, el expresident insiste en su conocimiento del país, visto desde la cumbre del Tagamanent, para insistir en que todo "permite creer en nuestro futuro como pueblo", en especial en un momento en que hay "mucha hostilidad desatada contra nuestro país", una situación en la que contrapone "la historia de recuperación ahora ya de muchas décadas", de la cual se considera protagonista.

Tanto es así que concluye: "En mi orden personal, también me puedo beneficiar de esta autoestima a la cual colectivamente tenemos derecho", "porque en esta historia positiva he participado, y no poco". Por eso pide que más allá de no rehuir "un sentimiento personal de culpa", el expresident pide que "lo que haya de malo en todo eso recaiga en mí y no en el país".