Hace unos días la Generalitat hizo públicos los nombramientos de tres nuevos delegados de la Generalitat en el extranjero: Manuel Manonelles en Ginebra, Ewa Adela Cylwik en Varsovia y Francesca Guardiola en Copenhagen.

El 99,9% de los medios titularon la noticia de la siguiente manera: "La hermana de Guardiola...". Sí, porque resulta que la señora Francesca Guardiola es hermana de su hermano. Y su hermano resulta que es Pep Guardiola. O sea, ella no es Francesca Guardiola sino que ella en la vida mediática consta como hermana de otra persona que es famosa.

Por lo tanto, podemos afirmar que mediáticamente ella no existe como ella misma. Ella, sin su hermano, no sería, no tendría entidad propia. Da igual que ella reúna las condiciones idóneas a criterio de quien la ha escogido. No, ella es la "hermana de". Según esta manera de ver el mundo, en el apartado del nombre de su DNI, debería poner: "Señora Hermana de Guardiola". Y ya está. Y como foto, una de su hermano.

Ah, y los otros dos delegados, tampoco son. Estos para no ser, ya ni son los hermanos de nadie...

Y ahora usted me dirá: "oiga, que la hermana de Pep sea elegida delegada de la Generalitat en el extranjero es noticia". Efectivamente, la noticia es que ELLA ha sido elegida una de las nuevas delegadas, no que ha sido elegida la hermana de nadie. Y este es el problema. Este es el gran problema de hermanos, parejas, hijos, padres, sobrinos y familiares diversos de gente que es conocida.

Porque, como el nepotismo es inseparable de la historia de la humanidad, hemos aprendido a sospechar desde el primer segundo en que se unen las palabras "pariente de..." y "ha sido escogido por...". No podemos evitar exclamar: "ya está, ya lo han colocado". Y hablamos de política, de música, de teatro, de comunicación, de arquitectura, de fútbol... o del ámbito que usted quiera. Como hay quien se aprovecha de su apellido, quedan penalizadas todas las parejas, hijos o primos de gente conocida, que no serán ellos sino que serán la pareja, el hijo o el primo de aquella persona. Y que, por el hecho de serlo, si quieren salir del remolino, tendrán que demostrar el doble. Y se les cerrarán muchas puertas. Y les costará mucho más tener el respeto profesional y que se les valore por lo que son ellos y no por el apellido que llevan.

Son los efectos del terrible "Efecto Paquirrín" o "Efecto Rociito". Gente que no saben hacer nada y que pasan a ser famosos porque son famosos. Y que son famosos porque son famosos. Sobreviven gracias a su apellido y hacen que la gente que no necesita ningún apellido para ser, arrastren la penitencia.

Y si sirve como ejemplo, le explicaré el caso de una persona con quien trabajé durante un cierto tiempo. Era hija de una persona muy conocida. Tuvo que renunciar a su carrera profesional harta de 1/ los que la contrataban por suyo apellido, 2/ los que no la contrataban por su apellido y 3/ ser usada para quedar bien con la persona de quien era hija. Aquella sensación de que no la valoraban a ella sino a su apellido. Para bien y para mal.

Y entendí perfectamente su decisión. Y fue una lástima.