El Museo Picasso de París acoge hasta el próximo mes de septiembre una singular exposición sobre la primera esposa del artista malagueño, Olga Khokhlova, también conocida como Olga Picasso. Khokhlova, una bella bailarina ucraniana que pertenecía a una familia adinerada con vínculos con la Rusia imperial, compartió su vida con Picasso entre 1917 y 1935 y está considerada la primera musa del pintor. Aunque Picasso la pintaba melancólica y triste, muchas reseñas de la época la presentan como una persona alegre y foco de atención de la alta sociedad parisina.

Con ella viajó a Barcelona al poco tiempo de conocerse y la ciudad la cautivó. Entre las 350 obras expuestas, dibujos, pinturas y fotografías, hay en la segunda planta del museo una carta que le envió al novelista y político francés André Malraux, con el que mantenía una correspondencia regular, en 1974, dos años antes de su muerte. También extractos de La tête d'obsidienne, la obra de Malraux que recoge conversaciones con Picasso. Pues bien, en un lienzo de la exposición cita la siguiente frase de Picasso: "Nosotros, los españoles, es misa por la mañana, corrida por la tarde y burdel por la noche. ¿Qué tienen en común? La tristeza". Me interesa poco su afición a los toros y nada la fama que tenía de mujeriego y también de tacaño, pero sí el peso que Picasso le daba a la tristeza que, en parte, no es otra cosa que una falta de energía. Un dolor en el alma.

No sé muy bien cómo definiría Picasso 43 años después el estado de España y el peso de la tristeza que, en parte, puede no haber cambiado mucho. La ausencia de un proyecto atractivo puede ser un motivo. No el único. Pero refuerza la idea de un país a la defensiva. Pendiente de dar una respuesta, más que de ofrecer un plan. Ahí se encuentra una de las grandes diferencias de lo que sucede actualmente en esa Catalunya creativa y explosiva, pequeña siempre, mezquina a veces, incapaz de mirar más allá de las siguientes 48 horas, con peleas entre sus dirigentes; pero que reivindica y se une en torno a un proyecto ilusionante y democrático como es el referéndum de independencia que aglutina a más de 70% de la sociedad catalana.

La tristeza de unos, que decía Picasso, frente a la esperanza de otros. El reloj de la política que se pondrá en marcha este lunes en Madrid en la Caja de Música del Ayuntamiento. Un cambio de rasante definitivo hacia el referéndum.