Los hechos son conocidos. En el mes de julio 2023, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) confirmaron que no había identificado “ningún ámbito de preocupación crítico” en la evaluación de riesgos del glifosato, en relación con el riesgo que representa para los seres humanos, los animales o el medio ambiente. Al mismo tiempo, subrayaron que habían identificado “lagunas de datos”.

Sobre esta base, la Comisión Europea aprobó a la vuelta de vacaciones, en el mes de febrero, un proyecto de Reglamento para la renovación de la autorización del glifosato por diez años, hasta 2033. En su propuesta, destacó que “el glifosato ha sido objeto de dos evaluaciones exhaustivas desde 2012, y en ninguna de ellas se identificó ninguna preocupación que indicara que no se cumplen los criterios de autorización establecidos en el Reglamento (CE) nº 1107/2009. Como tal, no cabe esperar que a corto plazo se acumule suficiente información nueva para dar lugar a un resultado diferente”. En cualquier caso, admitió que la investigación sobre esta sustancia activa “se ha intensificado en los últimos años y que podrían surgir nuevos conocimientos sobre las propiedades del glifosato pertinentes para la protección de la salud humana y del medio ambiente”.

La anterior autorización fue de cinco años, de 2017 a 2022. Como nos recuerda Lucía Argüelles Ramos, la votación del 2017 fue muy ajustada. Tras varias repeticiones por no conseguir el número suficiente de votos, Alemania cambió su voto apoyando la renovación. Esto significó la extensión del permiso del glifosato en la UE cinco años. Irónicamente, dos años después, Alemania anunció la prohibición del glifosato en el país y un plan de salida para 2023.

Alemania propició la autorización del glifosato en la UE en 2017, pero irónicamente, el gobierno de Merkel lo prohibió dos años después

Esta autorización fue prorrogada un año para que las dos Agencias antes mencionadas dispusieran de más tiempo para presentar sus conclusiones. Como la Comisión admitió que la investigación sobre esta sustancia activa “se ha intensificado en los últimos años y que podrían surgir nuevos conocimientos sobre las propiedades del glifosato pertinentes para la protección de la salud humana y del medio ambiente”, propuso entonces una renovación por un periodo de diez años.

A mi juicio, esta es una primera incongruencia. Si faltan datos, si se espera que vayan a llegar nuevos datos en los años que viene, si la anterior autorización fue por 5 años, ¿a qué viene el proponer ahora 10?

Tomar una indecisión

En su reunión del 13 de octubre, el Comité Permanente de Vegetales, Animales, Alimentos y Piensos, formado por los representantes de los 27 Estados miembros, fue incapaz de alcanzar una mayoría cualificada ni para aprobar ni rechazar la propuesta. La Comisión decidió entonces aplazar la votación para la siguiente reunión, a mediados de noviembre.

Si el Comité es incapaz de alcanzar una mayoría cualificada al respecto, las reglas de la Comitología europea indican que la Comisión podría asumir la responsabilidad de la decisión final, en un sentido o en otro. En otros casos, por ejemplo, la autorización de la comercialización de Organismos Genéticamente Modificados (OGM), la Comisión decidió ir para adelante y aprobarlos. En este caso, todo parece indicar que no quiere seguir el mismo camino.

Unos datos

Aviso al lector que, a partir de ahora, estoy entrando poco a poco en uno de mis muchos dominios de incompetencia. Yo de química, de pesticidas y de fungicidas sé poco, principalmente lo que recuerdo de mis dos primeros años de carrera en la Escuela de Agrónomos de Madrid.

El glifosato es un herbicida de amplio espectro, desarrollado para eliminación de hierbas y de arbustos, en especial los perennes. Rosa Porcel Roldán nos explica que “su mecanismo impide la formación de ciertos aminoácidos que necesita la planta para vivir, cuya ruta de síntesis es exclusiva de las plantas. Gracias a eso el glifosato no presenta toxicidad en animales. Para que nos hagamos una idea: la cafeína, el vinagre y el paracetamol tienen índices de toxicidad mayores que el glifosato”. Prosigue destacando que “su vida media es muy corta (22 días), por lo que sus efectos acumulativos tienen un impacto mínimo. Se aplica, el producto circula, y al cabo de unos días la planta muere.” Otros científicos afirman que “según las circunstancias la degradación puede oscilar entre 2 días y algo más de 100”.

Es un producto barato, comercializado desde 1974 por Monsanto, pero cuya patente ha caducado y que es hoy un producto genérico. No solo es utilizado en el cultivo de los OGM, al menos los de primera generación, sino que (me dicen unas personas que dicen saber del tema) que es muy utilizado en técnicas de cultivo como el no-laboreo o la agricultura de conservación.

Posiciones enfrentadas

En correspondencia con su papel del herbicida más utilizado en el mundo, es también el más polémico.

Por un lado, desde los representantes de los agricultores (todos los sindicatos al unísono) se destaca su importancia decisiva hoy en el cuidado de los cultivos y su carácter insustituible. No existirían alternativas disponibles hoy. Desde la industria de las medicinas de las plantas, se insiste en que la toxicidad del producto es muy reducida, si se utiliza adecuadamente. De hecho, en Francia, los Países Bajos y Bélgica, el glifosato está prohibido para uso doméstico y en Alemania en los espacios públicos.

Es cierto que el 10 de agosto 2023, un tribunal de San Francisco (California, EE. UU.) condenó a Monsanto a indemnizar a Dwayne Johnson con 289 millones de dólares por daños y perjuicios. Este jardinero de 46 años padece un cáncer terminal y asegura que se debe a su exposición a un herbicida de la multinacional. Se trata de un linfoma no hodgkiniano, un tipo de cáncer en los linfocitos de la sangre. Pero la condena se basa en la falta de información, y recomendaciones, por parte del fabricante sobre las condiciones de uso y las precauciones a adoptar.

El glifosato es un producto barato, comercializado desde 1974 por Monsanto pero que ahora es genérico

Desde no solo organizaciones ecologistas, sino también otra parte de la comunidad científica (a menudo y quizás mas relacionada con el medio ambiente y la salud pública), se insiste en el peligro potencial para la salud y se argumenta que ya ha llegado la hora de poner fin al uso de un producto.

En cuanto a las agencias de evaluación de riesgo existentes en el mundo, es verdad que se inclinan clara y mayoritariamente hacia el punto de vista de que “es poco probable que el glifosato sea carcinogénico para los humanos”.

¿Justifica este riesgo potencial la prohibición del glifosato, en aplicación del principio de precaución? La respuesta podría parecer evidente, pero no lo es. En su Comunicación del año 2000 “sobre el recurso al principio de precaución”, la Comisión insiste en que se han de adoptar “medidas proporcionadas” al riesgo identificado. La pregunta es entonces si la prohibición es una medida “proporcionada al riesgo identificado o no”.

Desde los defensores del uso del producto, se insiste en que la prohibición tendría consecuencias negativas no solo económicas sino incluso medioambientales. También coincide con esta posición una parte de la Comunidad científica, a menudo más relacionada con la producción agraria y sus tecnologías.

La pista de aterrizaje

Sin estar en el secreto de los dioses, cabe imaginar que las negociaciones entre los distintos Estados miembros, entre ellos y con la Comisión, deben ser intensas.

La continuidad del uso del glifosato requiere una medida positiva, es decir un acuerdo favorable mayoritario de los Estados miembros o, si no hay acuerdo en un sentido o en otro, una decisión de la Comisión.

En el actual contexto sociopolítico europeo, a las puertas de unas nuevas elecciones al Parlamento Europeo, con una Comisión, Von der Leyen en final de recorrido y una fuerte presión desde el sindicalismo agrario mayoritario y el Partido Popular Europeo, una prohibición parece poco probable.

En el actual contexto sociopolítico europeo, una prohibición por parte de la Comisión Europea parece poco probable

Tampoco es previsible una nueva aprobación por 10 años, como propuso inicialmente la Comisión. La "incongruencia" de los 10 años señalada al principio de este artículo, es una clara indicación que la Comisión   ha propuesto 10 años para tener margen de rebaja en la negociación. Por lo tanto, estaría muy sorprendido si no fuéramos hacia una renovación por un número más limitado de año, justificada por la necesidad de mayores análisis y evaluaciones de impacto.

La duda que me queda es si esta renovación va a estar acompañada, como en el caso de los organismos genéticamente modificados aprobados en Europa, con una cláusula que autoriza a los Estados miembros que lo deciden así el prohibir el uso en su territorio.