Desde que el INE publicó los datos del PIB de 2022, estaba esperando ver qué ocurría con los fondos europeos y cómo actuaba el gobierno español. El posterior ajuste del crecimiento del PIB de 2021 y 2022 por parte del Gobierno no varió las conclusiones de la primera publicación sobre la economía española que hizo el organismo estadístico. Mientras, un artículo de hace unos días de Javier Elorza en El Mundo coincidía en esta misma preocupación. Y ha acentuado más mi curiosidad sobre el inesperado comportamiento de España ante la UE.

Verán, resulta que el PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo de España de 2022 cayó al 85% de la media de la UE. Esta forma de calcular el PIB per cápita es interesante porque nos da una imagen más real de la situación de un país en el contexto internacional. Básicamente, porque se eliminan las distorsiones que pueda producir la inflación de cada país y el efecto de los tipos de cambio. De este modo, somos capaces de comparar cuánto de ricos somos y qué nivel adquisitivo tenemos en comparación con nuestros socios de la UE, por ejemplo.

En 2022 nos superó Eslovenia, pero también se sitúan por delante países como Lituania o Estonia. España es el 10º país por la cola en paridad de poder adquisitivo. ¿Y esto cómo afecta a los fondos que podemos recibir de Europa? Pues de una forma interesante, ya que los Fondos de Cohesión son un instrumento para financiar proyectos estratégicos de países cuya renta per cápita se sitúe por debajo del 90% de la media europea. En este tipo de proyectos pueden entrar las infraestructuras o las rúbricas medioambientales. Puesto que España ha caído al 85% de esta renta, podríamos ser receptores.

Solicitar entrar en este grupo de países, supondría recibir unos 6.500 millones de euros. Y el momento es ahora, ya que los planes financieros de la UE son de siete años. Ahora mismo está vigente el Programa Marco 2021-2027. Pues bien, siempre se hace una revisión intermedia para dar cabida a estos cambios que se pueden producir por la coyuntura económica. Y esta revisión es ahora.

Atendiendo a los anuncios del nuevo Gobierno, donde no se limita el gasto público, pero se plantea incrementar la carga impositiva y crear nuevos tributos, ¿por qué renunciar a una inyección de liquidez que ayude a las maltrechas cuentas nacionales? Fíjense que la recaudación del Impuesto a las Grandes Fortunas en 2023 ha sido de 623 millones. Comparemos esto con los 6.500 millones de euros de los Fondos de Cohesión.

Optar de nuevo a Fondos de Cohesión supone un mensaje contrario a la propaganda del Gobierno, pero sería una buena oportunidad para destinar parte de los Next Generation a proyectos que realmente cambien el modelo productivo de una vez

Bien es cierto que ser de nuevo receptores, tras años en los que España ya salió del grupo de cola, supone un mensaje contrario a la propaganda del Gobierno. Llevamos meses escuchando que España es líder europeo en crecimiento. A pesar de ello, fuimos de los últimos en recuperar el nivel precovid. Ahora mismo, solo van por detrás de nosotros en recuperación Alemania y República Checa. Ambas economías muy golpeadas tanto por la crisis energética derivada de la guerra de Ucrania, como por el contexto económico internacional y dependencia de industrias como la del automóvil.

En economía y en análisis de datos siempre es importante entender de qué variables hablamos: si hablamos de crecimiento bruto del PIB a precios de mercado, siempre contaremos con el impacto de la inflación, por tanto, nuestro PIB crecerá artificialmente, no porque produzcamos más, sino porque sube el precio de lo que producimos. Si comparamos con un periodo como 2020, donde España fue el país que más cayó de la UE, las cifras de crecimiento comparado siempre serán más altas que un país que no decreció de igual forma.

También sería una buena oportunidad para destinar parte de los Fondos Next Generation a proyectos que realmente cambien el modelo productivo de una vez. España no ha publicado aún datos de quiénes son los receptores de los fondos en nuestro país hasta hoy. Pero a tenor de lo que podemos ver en todas las ciudades europeas, me parece que, cuando los publiquen, veremos muchas obras de construcción y muchos carriles bici. Apartados que podrían cubrirse con estos Fondos de Cohesión. Que, además, son menos exigentes en su plazo de ejecución. Por aquello del atasco burocrático de los de Recuperación.

Entonces ¿va España como una moto u optamos a todos los Fondos que nos puedan proporcionar liquidez y evitar otras medidas sobre la población? He aquí el dilema entre el relato y los datos.