La banca se ha postulado desde los años 80 como un canal para la distribución de seguros, si bien su penetración ha sido desigual en Europa. Mientras en Italia y Alemania las aseguradoras han seguido recurriendo a sus agentes para la distribución de seguros, en España y Francia los bancos han sido el canal para la distribución, sobre todo, de los seguros de vida, introduciendo desde entonces diferentes dinámicas para desarrollar este negocio y adaptarse a los tiempos y al constante cambio de necesidades del consumidor.

Si en los 80 los productos de seguros se distribuían únicamente a través de las sucursales bancarias y los clientes contrataban pólizas a través de los agentes, en los 2000 los seguros más simples se empezaron a poder contratar a través de los canales web para en 2010 pasar a las aplicaciones móviles y a la contratación en cualquier momento y lugar.

Ahora, en la década de 2020, el contexto ha vuelto a cambiar y está dominado por los nativos digitales, la necesidad imperante de permanecer siempre conectados y los hábitos de compra que priman el “aquí y ahora”. Y en este ecosistema digital, bancos y aseguradoras se preguntan cómo distinguirse para satisfacer a un cliente que es cada vez más reacio a visitar una sucursal bancaria, pero que busca al mismo tiempo nuevas fórmulas de protección.

Así, la oportunidad que ofrece la innovación frente al modelo tradicional es mayúscula. Empieza a penetrar de esta forma el paradigma de banca abierta, un concepto en el que los neobancos, organizaciones exclusivamente digitales que operan sin sucursales físicas, confían mucho para integrar servicios de terceros y ofrecer así una experiencia bancaria más personalizada.

La oportunidad de la tecnología y los datos

Por tanto, los principales desafíos en esta década pasan por aprovechar la tecnología y los datos para poder adquirir pólizas personalizadas en tiempo real, recurriendo a plataformas profesionales de terceros para conseguir hacerlo. Y en este camino las insurtechs pueden desempeñar un papel protagonista como habilitadoras tecnológicas y aceleradoras digitales gracias a sus competencias tecnológicas avanzadas, que optimizan la cadena de valor del seguro y mejoran la evaluación del riesgo asegurador.

Porque el principal escollo sigue siendo tecnológico, ya que la arquitectura de las aplicaciones del sector de los servicios financieros se compone principalmente de sistemas heredados cerrados. La migración a una arquitectura basada en microservicios y la adopción de API pueden acelerar el proceso de integración de los seguros en los sistemas bancarios de forma rápida y fluida.

Por ello, la importancia de las insurtechs para conectar a las aseguradoras con los bancos de forma rápida y eficiente, aprovechando los datos para abrir nuevas oportunidades en la interacción con el cliente y el desarrollo de relaciones. La digitalización y la mejoran la evaluación de riesgos y profundizan en el conocimiento de los clientes potenciales con un impacto directo en las ventas e ingresos.

Al mismo tiempo, las insurtechs permiten ampliar la oferta de seguros existente con nuevos productos diseñados en torno al perfil del cliente de una manera dinámica y capaz de seguir la evolución de las necesidades de protección. La nueva bancaseguros requiere la integración de plataformas digitales con un modelo de software como servicios (SaaS). Y estas pueden incorporar a los bancos un servicio integral, desde la automatización del marketing hasta los servicios posventa, con el fin de permitir una rápida comercialización y habilitar capacidades multicanal.

La bancaseguros digital es el cambio de esta década y cuenta a su vez con aliados clave como la insurtechs para aprovechar las oportunidades de mercado que generan las nuevas tendencias, evolucionando hacia un modelo basado en la facilidad de uso y acceso y adaptabilidad a las necesidades personales.