Inteligencia artificial y robo de secretos: el modelo delictivo impulsado por Beijing

- Mookie Tenembaum
- Cap d'Agde (Francia). Viernes, 6 de junio de 2025. 05:30
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El Partido Comunista Chino institucionalizó una estructura internacional de robo tecnológico que opera de manera semejante a un cártel organizado. La estrategia se basa en diversos programas gubernamentales, como el Thousand Talents Plan, Hundred Talents Program o el Changjiang Scholars Program, dirigidos específicamente a reclutar talento tecnológico en el extranjero, no solo con el fin de desarrollar su capacidad interna, sino, principalmente, para apropiarse ilegalmente de propiedad intelectual y secretos comerciales de otras naciones.
Un caso emblemático fue el escándalo de la empleada de Coca-Cola, Xiaorong You, condenada en Estados Unidos por robar secretos industriales para el gobierno chino. Este ejemplo muestra cómo estos programas sirven de fachada para el espionaje industrial, disfrazados bajo la inocente máscara del intercambio académico o la cooperación científica. China, a través del Partido Comunista, maneja estos programas como verdaderas asociaciones para delinquir, captando individuos vulnerables a promesas económicas y prestigio profesional, induciéndolos a cometer delitos a cambio de recompensas considerables.
China se acostumbró a obtener beneficios mediante el robo tecnológico, premiando a quienes logran apropiarse de secretos extranjeros
La inteligencia artificial es uno de los focos en este esquema de robo tecnológico. Aunque empresas chinas como DeepSeek ganaron notoriedad en el desarrollo de modelos de lenguaje avanzados, es razonable sospechar, dada la trayectoria del gobierno chino, que detrás de estos avances haya transferencia ilegal de conocimientos desde compañías occidentales. El patrón repetido por el Partido Comunista Chino apunta en esta dirección, aun cuando no haya pruebas directas todavía contra DeepSeek específicamente.
Sin embargo, la estrategia china enfrenta un muro infranqueable: la tecnología del hardware avanzado, especialmente en chips y semiconductores, representada por empresas como ASML y TSMC. Esta tecnología no puede ser simplemente robada o copiada; requiere décadas de experiencia acumulada, sofisticación técnica, y una infraestructura especializada que China aún no posee. La frustración del régimen chino en esta área se refleja en sus intentos fallidos por replicar el hardware necesario para dominar la próxima generación tecnológica.
Es razonable sospechar que detrás de avances como los de DeepSeek haya transferencia ilegal de conocimientos desde compañías occidentales
China se acostumbró a obtener beneficios mediante el camino fácil del robo tecnológico, premiando a quienes logran apropiarse de secretos extranjeros. Su estructura institucional fomenta explícitamente estas prácticas criminales bajo un manto de legitimidad gubernamental. En este sentido, el modelo que emplea el Partido Comunista Chino es similar al que implementó Corea del Norte cuando falsificó moneda extranjera de forma masiva hace años. Ambas naciones crearon asociaciones para delinquir, institucionalizadas y respaldadas plenamente por sus gobiernos.
Este doble estándar moral resulta aún más irónico cuando China intenta presentarse como defensora del orden internacional y las leyes globales. En realidad, su crecimiento tecnológico acelerado en áreas específicas ha dependido, fundamentalmente, de estas prácticas ilegales sistemáticas. La verdadera innovación tecnológica en hardware avanzado seguirá siendo inaccesible para el gobierno chino mientras persista en su estrategia actual, sustentada en la delincuencia y el robo internacional.
Las cosas como son.