Las cosas se pusieron feas la pasada semana tras los problemas de liquidez del Silicon Valley Bank (SVB), entidad estadounidense dedicada a la financiación de empresas de la nueva economía. Un elemento novedoso entre el permanente discurso de la inflación y los tipos de interés que nos tiene acostumbrados a dirigir semana a semana la evolución de los mercados. El conjunto de la banca mundial se contagiaba ante el temor de abrir el melón de una crisis financiera que no tiene visos de producirse. Pero ya se sabe que estos son negocios de confianza y cuando la confianza falla el dinero miedoso prefiere replegarse. Los bancos españoles no fueron una excepción y recortaron generosamente las ganancias acumuladas en estos dos meses y medio del comienzo del año, llevando al IBEX 35 a vivir su peor tanda del ejercicio.

Las noticias que aparecerán sobre el SVB y sus daños colaterales serán el runrún de fondo para los mercados en esta semana. Sin duda, un terreno poco favorable para iniciar un rebote sólido en las acciones. Pero en el ecuador de marzo también habrá que hablar de lo de siempre: la inflación y los tipos que esta semana tienen citas muy destacadas. El martes se conocerá la subida de precios en Estados Unidos, que se espera baje hasta el 6% desde el 6,4% previo, mientras que la inflación subyacente solo descenderá una décima para quedar fijada en el 5,5%. Nuevamente, febrero comparará con febrero del pasado año, cuando aún no se había iniciado el triste episodio de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, por lo que el llamado “efecto espejo” impide descensos más significativos que sí se verán por cuestiones de calendario a partir de marzo.

El jueves, en Europa, la gran cita será con el Banco Central Europeo, que decidirá sobre los tipos de interés ahora situados en el 3%. Se espera que la institución presidida por Christine Lagarde aumente el precio del dinero en medio punto hasta el 0,5%. Entre esta subida y la producida en diciembre, las expectativas y los ánimos han variado sustancialmente. Se ha pasado de un optimismo tal vez algo iluso por el que las subidas de tipos estaban cercanas y que el BCE llegaría a esta cita con intención de alzas de un cuarto de punto, a un panorama más sombrío fruto de los datos de inflación en el Viejo Continente y, sobre todo, del enquistamiento de la subyacente por los llamados efectos de segunda ronda.

Los analistas no esperan que Lagarde ofrezca pistas sobre movimientos futuros. El mercado puede que ahora peque de pesimismo y preferirá referirse a la evolución de los datos macro para ir marcando la línea de la política monetaria. Lo que esperan los mercados es, de momento, dos nuevas subidas de un cuarto de punto que colocarían el precio del dinero en el 4% para posteriormente esperar y ver. Cualquier elemento que se escape de esta convicción se traducirá en mayor volatilidad y pérdidas.

En España, junto a la evolución de la venta de viviendas de enero, el martes se confirmarán los datos adelantados de la inflación de febrero, donde no se esperan cambios sobre lo ya publicado: general 6,1% y subyacente 7,7%. Y los datos macro terminarán el jueves con la publicación de la balanza comercial.

Eso sí, los ahorradores más conservadores tendrán cita nuevamente con el Tesoro Público. El martes, subasta de letras a 3 y 9 meses que pueden recoger las alzas registradas por las de 6 meses y año en la pasada semana. Y el jueves subasta de bonos y obligaciones a plazo de 5, 10 y 30 años. Una nueva referencia para ver lo que esperan los operadores sobre los tipos.

También Inditex presentará resultados el miércoles, aunque lo que ha ido adelantando la prensa apunta a un ejercicio muy bueno que permitirá subir el dividendo que paga la compañía fundada por Amancio Ortega.

El viernes, por último, un dato significativo sobre todo en estos tiempos en el que la marcha de Ferrovial a Holanda cuestiona las distintas solvencias de los Estados. La firma de calificación financiera S&P Global Ratings revisará la fortaleza financiera del Reino de España, que actualmente se sitúa en A, a dos pasos de la mejor calificación Aaa (estable) que ostenta, sin ir más lejos, la propia Holanda.