Europa arriesga su futuro como potencia digital si insiste en regular la inteligencia artificial antes de haberla desarrollado. Esta ha sido la contundente advertencia lanzada por Marc Murtra, presidente de Telefónica, durante su intervención en el foro Los Desayunos del Ateneo. Frente a las "inversiones astronómicas" de Estados Unidos y China, el directivo pintó un panorama de urgencia: el Viejo Continente debate la ética de una tecnología que, en la práctica, aún no domina.

"En Europa tenemos una tendencia a primero regular y luego crear la tecnología. Como con la IA. La hemos regulado, muy ética, nos sentimos muy orgullosos de la regulación, pero estamos regulando la nada porque no hay inteligencia artificial", ha afirmado con crudeza Murtra. En su discurso, subraya que, si bien la regulación es "muy importante", lo es aún más "la tecnología" en sí misma, un campo donde Europa lleva un retraso significativo.

El eje de la crítica de Murtra se centra en lo que percibe como un desfase estratégico. Mientras la Unión Europea ha centrado sus esfuerzos en la pionera Ley de Inteligencia Artificial, diseñada para garantizar la seguridad y los derechos fundamentales, los gigantes tecnológicos norteamericanos y las compañías chinas, con el respaldo masivo de sus respectivos gobiernos, capturan el talento, innovan y escalan sus modelos a un ritmo vertiginoso. Esta aproximación, a su juicio, deja a las empresas europeas en una posición de desventaja, obligadas a navegar un estricto marco legal antes incluso de haber alcanzado la masa crítica necesaria para competir. "Estamos regulando la nada", insiste, sugiriendo que la normativa debería seguir, no preceder, al desarrollo tecnológico para no ahogarlo en su fase más embrionaria.

La solución que plantea Murtra pasa inexorablemente por una mayor integración y consolidación dentro del mercado único europeo, especialmente en el sector de las telecomunicaciones. El directivo ha vuelto a defender la necesidad de un proceso de fusión que permita la creación de "titanes tecnológicos" con la escala y los recursos suficientes para enfrentarse a rivales como Amazon, Google o sus equivalentes asiáticos. "El motivo por el cual no ha habido una consolidación del sector en Europa es por la interpretación del impacto de la regulación para el consumidor. Abogamos por que haya un ajuste", explica. Murtra se refiere así al tradicional escrutinio antimonopolio de la Comisión Europea, que prioriza la competencia en el mercado interior por encima de la creación de campeones globales.

No obstante, detecta un cambio de rumbo. Ha citado expresamente el impulso del Informe Draghi como una de las "señales" que invitan al optimismo. Dicho informe aboga, precisamente, por una relajación de las normas de competencia para fomentar proyectos industriales de gran envergadura. Preguntado por los movimientos concretos de Telefónica, Murtra opta por la prudencia. Se ha negado a realizar cualquier comentario sobre el supuesto interés de la compañía en comprar Vodafone España, una operación que sería un ejemplo paradigmático de la consolidación que defiende.

Tampoco ha querido dar detalles sobre la posible salida de la empresa de Venezuela, en el marco del plan de desinversión que la firma de telecomunicaciones está llevando a cabo en Latinoamérica para sanear su estructura y concentrar recursos en sus mercados clave. La intervención de Murtra refleja así un debate de fondo que trasciende a Telefónica: la búsqueda de un nuevo consenso en Europa para equilibrar la protección del ciudadano con la imperiosa necesidad de no quedarse fuera de la carrera tecnológica que definirá las próximas décadas.