Los robos de cobre se han convertido, desgraciadamente, en una noticia cada vez más habitual en nuestro país. Estos delitos no solo perjudican a las empresas sino también a toda la ciudadanía, especialmente en Catalunya con las afectaciones en la red de Rodalies de Renfe por el robo de este metal. De hecho, hace una semana se detuvo a unos ladrones acusados ​​de llevarse 120 metros, justo cuando intentaban hacer lo mismo en los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya. Lo que hay detrás es un gran encarecimiento del metal.

10.480 dólares es el precio de una tonelada de cobre según los contratos a plazo que se negocian actualmente en el mercado de Londres, lo que supone una revalorización en lo que va de año del 24%. Este nivel, que no se alcanzaba desde hacía dos años, resume la reciente racha alcista del más célebre de los metales industriales. Pero el empuje no ha terminado, según los expertos: la transición energética está basada en el uso del cobre como mineral protagonista, al igual que la explosión de centros de datos ligados a la Inteligencia Artificial. Sin embargo, por el lado de la oferta hay problemas de producción y cierre de minas, como en el caso de Panamá.

Desde la gestora francesa LFDE, el gestor Enguerrand Artaz explica que las reservas mundiales de cobre son muy bajas y la capacidad de producción se ha visto sensiblemente mermada estos últimos años, sobre todo después del cierre de la gigantesca mina a cielo abierto explotada en Panamá por el grupo canadiense First Quantum, que representa el 2% de la producción mundial. La mina está cerrada desde noviembre de 2023, y se estima que permanecerá cerrada incluso después de las elecciones de mayo, porque tanto el gobierno como la población se oponen a su reapertura. A todo ello hay que añadir que los problemas de oferta amenazan con agravarse puntualmente por el efecto de las sequías históricas que sufren numerosos territorios mineros (hay que tener en cuenta que el agua es un recurso esencial para extraer los metales).

Pero, sin duda, las expectativas de demanda de cobre son un argumento más sólido para que este metal siga su escalada de subidas. En consecuencia, la Comisión Chilena del Cobre ha revisado al alza sus estimaciones del precio del cobre para 2024 y 2025. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) también teme tensiones en el suministro mundial de metales, apuntando a una inversión insuficiente para satisfacer la demanda. Así, la AIE informó de que, para satisfacer las necesidades de cobre generadas por la transición energética, habría que abrir 80 nuevas minas de cobre. Dado el tiempo que se tarda en poner en marcha una mina (17 años de media, según la AIE), habría que comprometer inversiones en todos estos proyectos para finales de 2025. “Solo una docena de nuevos proyectos de minas de cobre están actualmente sobre la mesa”, explican desde la gestora Ofi Investment.

Renovables

El cobre ha sido una pieza clave en el crecimiento de las energías renovables, porque se considera el “comodín” de las tecnologías bajas en carbono; se utiliza en turbinas eólicas (cada turbina requiere entre 950 kilos y 5 toneladas de cobre), paneles solares, coches eléctricos y redes eléctricas. Sin embargo, en 2023 se instalaron capacidades en energías renovables récord, con casi 540 GW de solar y eólica, un 85% y un 60% más que en 2022. En el caso de China, gran consumidora de carbono, el año pasado instaló la misma capacidad de energía renovable que todo el mundo en 2022.

Los analistas de Ofi Investment destacan en un reciente informe que “la demanda de cobre aumentó más de un 9% en China y un 4% en todo el mundo en 2023, a pesar de la ralentización del crecimiento. Se prevé que la demanda de cobre, utilizado en la energía solar fotovoltaica, la energía eólica y el almacenamiento de baterías en red, entre otros, aumente de unas 25.000 kilotoneladas en 2022 a casi 40.000 kilotoneladas en 2050”, explican.

Redes e IA

La red eléctrica es clave para hacer realidad la transición eléctrica. El Financial Times informó recientemente de que en Francia, cuya red eléctrica se considera ejemplar, se había suspendido un proyecto de parque eólico en la región de Poitou-Charentes porque tardaría ocho años en conectarse a la red. Por tanto, es probable que aumenten las inversiones en redes eléctricas, lo que impulsará la demanda de cobre. China invirtió más de 70.000 millones de dólares en 2023 para modernizar su red, y hará lo mismo en 2024. Se calcula que para 2030 habrá invertido 500.000 millones de dólares en redes eléctricas.

El desarrollo de la inteligencia artificial (IA) y los centros de procesamiento de datos necesarios para aplicarla requieren enormes inversiones, y una gran cantidad de cobre. Ofi Invest AM prevé que cada GW de potencia desarrollado para la IA consuma entre 50.000 (según Jefferies) y 65.000 toneladas (según Man Group) de cobre. En Estados Unidos, que representa la mitad del mercado de la IA, suponiendo un aumento de 5 GW de potencia adicional aplicada a la IA en 2024, la demanda adicional de cobre superaría las 500.000 toneladas en todo el mundo, más del 2% de la demanda mundial.

Por último, habría una razón concreta de mercado y que obedece a que los inversores que apostaron por la caída del cobre, tienen que apresurarse ahora a comprar los contratos del metal para cerrar esas posiciones cortas. Este es un fenómeno que a corto plazo también garantiza, según los expertos, la presión compradora.

Y como colofón al interés por el cobre, el investigador francés Emmanuel Hache considera que en 2050 el consumo de cobre probablemente habrá utilizado el 90% de los recursos actuales de cobre en el planeta.