La apuesta por la electrificación es la gran asignatura pendiente de España, a la cola de Europa, donde vecinos como Portugal o Francia pasan por delante desde hace tiempo. Si se quiere motivar la compra de vehículos eléctricos, lo más esencial, es contar con puntos de carga eléctricos suficientes. Los expertos consultados para ON ECONOMIA son meridianos: "Si ahora nos pusiéramos a cumplir los objetivos que marca la Unión Europea, no habría electricidad suficiente para cargar todos los vehículos", subraya Jaume Roura, presidente de la patronal catalana de automoción, Fecavem.

Objetivo: 610.000 puntos en el 2035

Los datos que da, en paralelo, la patronal de los fabricantes (ANFAC) es demoledora. España tiene que multiplicar por cinco su red de carga de alta potencia para alcanzar los nuevos objetivos de reducción de emisiones para el 2023. En el último Mapa de Infraestructura de recarga de acceso público a España para cumplir los nuevos objetivos reguladores del Fijo Precio 55, desde la asociación se marca como primer hito 45.063 puntos de recarga en el 2023 para alcanzar los 610.000 puntos de recarga en el 2035, año del fin de la venta de los vehículos de combustión, primando la calidad de aquellos.

La patronal reitera la necesidad de nuevas medidas y herramientas, como una plataforma de información, agilidad en las ayudas públicas o simplificación de las trabas administrativas, para acelerar la electromovilidad en España.

Retraso de la administración

Así pues, las razones que llevan a un problema de peso son diversas y es difícil escoger cuál es más urgente que la otra. De entrada, un retraso administrativo considerable. A modo de ejemplo, la instalación de estos puntos, para tener los permisos correspondientes, puede encontrarse en esperas de 18 a 24 meses. Eso frena la motivación, pero hay otras derivadas. Un lamento que se arrastra y ahora se suma a la falta de electrificación es que España cuenta con uno de los parques automovilísticos más envejecidos de Europa con una media de sus coches que ya llega a los 13 años de antigüedad.

En último término, los incumplimientos del Gobierno con datos flagrantes del último 2022: se tenía que cerrar el año con 45.000 puntos, hay poco más de 18.000 y la mitad no funcionan por varios motivos, incluso, errores técnicos o de falta de potencia en las zonas donde se tenían que instalar.

Parque envejecido

Los datos exactos son los siguientes: la infraestructura de recarga de acceso público ha alcanzado los 18.128 puntos de recarga, lo cual en comparación con el año anterior supone 4.717 nuevos puntos de recarga. El aumento registrado en el último año es insuficiente para alcanzar el objetivo marcado para el 2022 de 45.000 puntos de recarga de acceso público, necesarios para dar cobertura al objetivo del PNIEC.

Igualmente, al ritmo actual será difícil alcanzar los objetivos indicados en el Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia marcados por el Gobierno que fijan para el 2023 entre 80.000 y 100.000 puntos de recarga de acceso público y 250.000 vehículos electrificados.

El más perjudicado: el mundo rural

Este jueves, Ecodes y el Observatorio de Sostenibilidad han advertido que su despliegue está dejando "atrás" al mundo rural, "que permanece estancado".

Coincidiendo con la presentación de su último informe, Ecodes ha denunciado la "grave desigualdad y la falta de vertebración" que envuelve la instalación de estas infraestructuras. Así pues, en las áreas rurales "sólo se ha desplegado un 14% del total de puntos de carga", descontando a los corredores principales, pese a suponer más de cuatro quintas partes del territorio nacional.

La actual distribución de los puntos de carga se concentra "al máximo" en las áreas urbanas, que concentran el 66%, es decir, dos de cada tres. Al lado opuesto se encuentran las áreas rurales, el 81% del territorio peninsular, donde se ha constatado un "estancamiento generalizado" y la "reducción de disponibilidad" de conectores. Un problema similar al que lastra la fibra óptica.

¿Y el resto de países?

Durante el último año, el indicador global de electromovilidad (que valora la penetración de los vehículos electrificados y la instalación de infraestructuras de recarga de acceso público) ha alcanzado una valoración total de 15,3 puntos, lo cual supone un crecimiento de 3,5 puntos con respecto al año anterior. El retraso se evidencia de forma más pronunciada al compararnos con Europa, donde la media de los países se sitúa en un total de 33,7 puntos sobre 100, con un aumento de 7 puntos.

Los líderes son países como Alemania, Países Bajos o Reino Unido que crecen por encima de la media europea, destacando también el caso de Portugal que gracias a una fiscalidad y medidas enfocadas a favorecer el desarrollo de la electromovilidad lo sitúan al mismo ritmo que la media en Europa, habiendo acelerado su ritmo de desarrollo. Mientras que España, con cerca de 15 puntos por debajo de la media europea se ubica al mismo nivel de desarrollo que países como Hungría, República Checa o Italia.

Durante el 2022, España con un aumento del 17,1% y 78.316 turismos electrificados ha incrementado el ritmo de entrada en el mercado, pero a pesar de este crecimiento no se ha conseguido alcanzar el hito mínimo de 120.000 nuevas matriculaciones y necesarias para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones para el 2030. Y las respuestas hace falta encontrarlas, principalmente, en la falta de puntos de recarga. Iván Tallón, country manager de Wallbox, asegura que en el sector privado se hacen grandes avances, pero el compromiso de la administración pública "también tiene que tener altura de miras".