El sábado, China inició un nuevo año lunar, el del Dragón, en un ambiente muy negativo para sus mercados financieros y especialmente su bolsa que, tras las fuertes caídas de los últimos años, ha abandonado su cuarto puesto en el ránking mundial de acciones en favor de India. La visión de los inversores continúa siendo muy negativa y eso pese a que las autoridades chinas están dispuestas a apoyar la renta variable: han decidido prohibir las posiciones cortas (bajistas) y se baraja la cifra de 255.000 millones de euros procedentes de cuentas en el extranjero de las empresas estatales chinas para invertir en cotizadas nacionales.

La falta de interés del mercado chino se justifica en que sus bolsas han perdido 7 billones de capitalización (valor bursátil) desde los niveles alcanzados en 2021, un camino muy diferente al que han recorrido, por ejemplo, las bolsas estadounidenses. Así, el índice Hang Seng ha pasado de cotizar en los 30.173 puntos hace solo tres años a moverse ahora en los 15.736 puntos. En ese mismo periodo el S&P 500 de Wall Street ha subido un 34% y toca máximos históricos en los 4.997 puntos. Y pese a los anuncios públicos de estímulo de la Bolsa china, en la primera semana de este febrero, el 40% de los asistentes a un evento organizado por el banco de inversión Goldman Sachs, consideraba que el país era "ininvertible".

La falta de confianza sobre las inversiones de la segunda economía mundial –llamada a ser la primera en las próximas décadas- tiene muchos orígenes. Los bandazos de actual presidente Xi Jinping con su intención de vuelta a un socialismo más ortodoxo ante las grandes desigualdades sociales, es fuente de inseguridad jurídica para los inversores que prefieren mantenerse al margen mientras las empresas occidentales buscan nuevos destinos para sus negocios. También existen razones geopolíticas de fondo como la guerra comercial entre Estados Unidos y China que podría agravarse ante una posible victoria del candidato republicano, Donald Trump, que ha dejado caer un arancel del 60% para las importaciones chinas si vuelve a la Casa Blanca.

Pero el grueso de los problemas obedece a razones económicas más concretas. La quiebra de numerosas inmobiliarias y en especial del gigante Evergrande que a finales del pasado enero entró en liquidación con una deuda de 300.000 millones de dólares. También el excesivo endeudamiento de sus gobiernos locales y las consecuencias que esto supone para el conjunto del sistema financiero del país. Y también el menor crecimiento debido a una caída del consumo que tiene mucho que ver con la pérdida de riqueza inmobiliaria de las familias chinas.

Para Mali Chivakul, economista de mercados emergentes en la gestora J. Safra Sarasin Sustainable  será clave la próxima reunión política del 5 de marzo, cuando la Asamblea Popular Nacional (APN) convoque su reunión anual y establezca su política y objetivos económicos para 2024. Es probable que se establezca un objetivo de crecimiento "en torno al 5%" (dados los objetivos del PIB provincial anunciados recientemente), pero para alcanzarlo habrá que aplicar más políticas de relajación. Un mayor gasto social a corto plazo, por ejemplo, podría ayudar a impulsar el consumo y la confianza de los hogares. Además, unas medidas políticas más concretas sobre el mercado de la vivienda y la deuda de las administraciones locales podrían ser un catalizador para mejorar la confianza. En particular, una reestructuración más rápida y un apoyo más concreto a los promotores inmobiliarios podrían contribuir a aumentar la confianza de los compradores de viviendas. Del mismo modo, sería positiva una solución clara de la deuda y la financiación de las administraciones locales.

Perspectivas de inversión

Los analistas, pese al pesimismo reinante, buscan elementos catalizadores para esperar un rebote de las bolsas chinas tras el duro castigo vivido. Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma eToro, basa su apuesta en su bajo precio: “la caída del mercado bursátil chino lo ha convertido en uno de los mercados más baratos del mundo, con una relación precio/beneficios estimada en 8 veces, menos de la mitad del nivel del S&P 500. Como era de esperar, la confianza de los inversores locales y extranjeros ha caído bruscamente, aunque esto suele ser positivo y el Gobierno ha prometido "estabilizar" el mercado manteniendo el impulso del crecimiento económico en torno al 5%”, indica.

El matemático y experto en mercados financieros, Juan Ignacio Crespo, indica que “según nuestros gráficos parece que se va a presentar una buena oportunidad no tardando, aunque esa recuperación que se ve en ellos no vaya a durar más de un año. Lo que viene a ser como decir que es una oportunidad apta solo para los amantes del riesgo y con corazones a prueba de grandes emociones”, sentencia.  

Un informe de esta misma semana de la gestora Amundi apunta a una presión en el crecimiento de China para los próximos tres a cinco años, periodo necesario para “abandonar la excesiva dependencia del sector inmobiliario, agravado por el inicio de la reestructuración de la deuda de los gobiernos locales”. Y añaden en el estudio que “mantenemos nuestra visión positiva a largo plazo, sobre la renta variable china, ya que las valoraciones son atractivas y la relación riesgo-recompensa a largo plazo parece atractiva (especialmente para el mercado nacional), incluso después de tener en cuenta otra oleada de revisión a la baja de los beneficios en 2024, ya que las expectativas de beneficios de consenso siguen siendo demasiado elevadas”, concluyen. 

Por último, desde la gestora de fondos del banco suizo UBS, Diogo Gomes, apunta que “somos optimistas respecto a la renta variable del país. Desde una perspectiva macroeconómica, el factor sorpresa de este año podría ser el renacimiento del sector manufacturero, ya que observamos un repunte en Corea del Sur, Japón y Taiwán en los últimos meses, que suelen ser precursores de un movimiento similar en China”. Y en sus opciones preferidas de inversión en el gigante asiático destacan las empresas estatales relacionadas con el ciclo de modernización de la industria manufacturera. “Creemos que el tema de la inteligencia artificial (IA) continuará este año, pero probablemente a un ritmo más lento. También coincidimos en el tema de la globalización de China, haciendo hincapié en las empresas automovilísticas, tecnológicas y logísticas”.